Comportamiento del perro, social, impronta y conductas agonistas. Elementos atípicos

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Todos conocemos a los perros, incluso, algunas personas se declaran fanáticos de estos animales y son considerado por muchos como el mejor amigo del hombre. Lo cual, no es de extrañar, después de todo se cree que el proceso de domesticación del perro comenzó aproximadamente unos 15.000 años atrás, desde entonces los perros han sido parte de la vida del ser humano, en consecuencia, el estudio sobre el comportamiento del perro es muy relevante.

Los perros (Canis lupus familiaris) son una subespecie de los lobos (Canis lupus), siendo estos considerado sus parientes salvajes más cercanos en la actualidad; sin embargo, se cree que la divergencia genética entre el lobo y el perro ocurrió aproximadamente entre unos 20.000 a 40.000 años atrás, descendiendo de una estirpe de lobos del Pleistoceno. La divergencia genética es considerada el tope de la domesticación, aunque puede implicar o no el inicio de este proceso; en cambio, señala el inicio de los divergencias anatómicas, fisiológicas y conductuales debido a la domesticación. Sea como sea, los perros han perdurado hasta la actualidad como animales de compañía, pastoreo, guardianes, cazadores o de trabajo, esto gracias a que el comportamiento del perro ha perdido algunas conductas salvajes asociadas con los lobos.

Introducción

Antes de profundizar sobre el comportamiento del perro, es preciso analizar ciertas cuestiones con la finalidad de conocerlo mejor. Se trata de un mamífero carnívoro (Clase Mammalia, Orden Carnivora), perteneciente a la Familia Canidae. Gracias al proceso de domesticación y globalización, es posible que podamos encontrarlos por todo el mundo, ya sea como mascotas, perros de caza, pastores, perros de trabajo o especializados en otros oficios (perros bomberos, policía y acompañantes), incluso somos capaces de hallar poblaciones de perros asilvestrados.

Dada la selección hecha por el hombre, en la actualidad existen 343 razas de perro, que se diferencian por sus características fenotípicas, sus capacidades sensoriales, fuerza física y patrones de comportamientos, derivando en una gran diversidad de formas, tamaños y colores. El cánido doméstico más grande puede alcanzar los 90 cm de altura con un peso máximo de 80 Kg, mientras que los más pequeños varían entre los 15 a 30 cm, con un peso promedio entre 2 a 3 Kg. Su pelaje puede ser corto, largo, liso, rizado, grueso o delgado, y su coloración va desde los colores oscuros (negro, gris, marrón) hasta las tonalidades claras (blanco, castaño claro, beige), e incluso pueden mostrar patrones de coloración característicos como los dálmatas.

En la actualidad, existen tantas razas y calidad de dueños o cuidadores, que generalizar el comportamiento del perro puede ser una tarea compleja. Algunas razas han sido seleccionadas para realizar ciertas tareas, reforzando ciertas conductas naturales, mientras que algunas personas los entrenan para que obedezcan órdenes o acciones de una manera específica. Es por ello, que tenemos perros cazadores, rastreadores, pastores, guardianes o acompañantes, siendo factores necesarios a tomar en cuenta cuando se intenta predecir la respuesta a ciertos estímulos o estudiar el comportamiento del perro. No obstante, existen patrones de conductas que han sido descritos, siendo estos comportamientos determinados por su historia evolutiva y sus relaciones genéticas, y que se asemejan al de otros cánidos.

Entendiendo lo anterior, podemos decir que el comportamiento del perro puede verse influenciado por la raza, el ambiente donde se desarrolla el individuo y los procesos de aprendizaje a los que es expuesto, más su historia evolutiva y de domesticación. A continuación, vamos a ahondar un poco más sobre el comportamiento del perro.

Comportamiento social del perro

Los perros son animales muy sociables, capaces de establecer vínculos muy fuertes, no solo con ejemplares de su misma especie, sino también con otros animales y, por supuesto, con el hombre. Capaces de convivir en manadas conformadas por dos o más individuo, los grupos asilvestrados pueden contar entre 8 a 12 cánidos, y pueden involucrar relaciones parentales o no. En caso de perros mascotas, las manadas pueden ser tan grandes como lo desee los dueños o el criador; no obstante, cuando los grupos son muy numerosos, se puede apreciar comportamientos agonísticos y comportamientos de fisión-fusión.

A pesar de que son animales sociales, las manadas de perros cuentan con estructuras jerárquicas basada en la dominancia-sumisión. Si el lector tiene varios perros de mascota, habrá notado que siempre uno de ellos tiende a tener un carácter más fuerte que los otros, siendo el primero en comer, saludar e incluso es quien domina los juegos y lidera el grupo, este ejemplar sería el dominante. En poblaciones asilvestrada, la estructura jerárquica se asemeja mucho a la de los lobos, donde los perros dominantes son aquellos con mayor fuerza y peso.

Comportamiento del perro: Impronta

En la etología, la impronta se define como el aprendizaje de un comportamiento o patrones de comportamientos durante un periodo crítico en el desarrollo del animal, gracias a la exposición a un estímulo en concreto. En perros, la impronta se lleva a cabo durante las primeras semanas de vida, desde su nacimiento hasta casi los tres meses de edad, aunque depende de la especie. Siendo un periodo de gran relevancia, donde los cachorros aprenden de su madre las conductas necesarias para su vida e inicia el periodo de sociabilización.

Durante este periodo, los cachorros se relacionan con sus hermanos y su madre, e incluso con otros miembros de la manada, esto le permitirá al cachorro relacionarse y fomentan vínculos sociales, así como aprender conductas necesarias para su vida adulta. Es aconsejable que durante este tiempo, los perros sociabilicen con seres humanos, no solo con su dueño o cuidador, sino con otras personas y animales; lo que permitirá que en un futuro se sienta cómodo entre personas y prevenga que desarrolle conductas agresivas hacia otros animales.

Aunque los perros tienen la capacidad de seguir aprendiendo después del periodo de impronta, muchos investigadores aseguran que este tiempo es crucial para enseñar y reforzar conductas positivas en los cachorros. No obstante, en este periodo se pueden provocar comportamientos indeseados a futuro como la agresividad y fobias; es por ello, que se insta a ser responsable con los cachorros durante este periodo, de esa manera se pueden prevenir conductas no deseables en el comportamiento del perro.

Comportamiento del perro: Conductas agonistas

Aunque estos animales son considerados sociables, es común que dentro de las manadas se produzcan comportamientos agonistas, desde la formación de jerarquías basadas en la dominación-sumisión hasta los conflictos sociales. Algunas interacciones pueden demostrar conductas territoriales, de competencia e incluso agresivas. En este segmento, hablaremos sobre algunas de estas conductas asociadas al comportamiento del perro.

Dominancia y sumisión

Como los lobos y otros cánidos, en las manadas de perros suelen establecerse jerarquías basadas en la dominancia-sumisión de los individuos. Estas pueden verse influenciada por la raza, la edad y por el sexo de los miembros de la manada. Perros como los pertenecientes a la raza Husky pueden exhibir patrones de dominancia semejante a los del lobo, mientras que razas como los Beagles o el Shiba inu suelen ser más flexibles en sus relaciones. Dependiendo de la edad, los machos pueden establecer patrones de dominancias basadas en su fuerza, peso y habilidades físicas; en cambio, las hembras tienden a basar sus relaciones de dominancia en la edad, donde las hembras más jóvenes y viejas son sumisas.

Comportamiento agresivo

El comportamiento agresivo suele ser común en estos cánidos y puede estar dirigido a otros perros, a otras especies animales e incluso a los humanos. Este comportamiento del perro puede deberse a factores orgánicos como el miedo, el dolor, la territorialidad o la competencia por posiciones jerárquicas dentro de la manada, o ser una respuesta a un desorden en la conducta debido a errores en su entrenamiento y sociabilización. Si se comporta de forma agresiva, es necesario determinar la razón de esta respuesta y llevarlo a terapias de conductas, dado que la agresividad puede ser considerada un problema de salud pública, generando cientos de lesionados al año e incluso se han reportado muertes.

Vías de comunicación en perros

Entender a los perros es una de las habilidades más apreciadas por sus dueños, ya que nos permite comprender no solo las emociones que pueda estar sintiendo, sino identificar sus necesidades al momento y su estado físico, además de conocer mejor el comportamiento del perro. De igual forma, necesitan entenderse entre sí, así que uno de los elementos más importante en referencia a su comportamiento social es la comunicación, o la capacidad de enviar un mensaje e interpretarlo correctamente. En este sentido, podemos identificar cuatro estrategias de comunicación en perros:

Comunicación auditiva

Los perros, al igual que los lobos, son capaces de generar diferentes tipos de vocalizaciones que pueden transmitir no solo su estado de ánimo, sino mensajes de alarma, amenaza y reconocimiento. El ladrido puede indicar alarma, la presencia de otras personas o animales en su territorio, o ser una respuesta reactiva a un estímulo. Mientras que el aullido puede ser interpretado como una señal de territorialidad, también sirve como una forma de reconocimiento, para ubicar a otros individuos o coordinar actividades en conjunto. Otras vocalizaciones como el gruñido pueden usarse para señalar amenazas, peligro, en forma de defensa o como una conducta agresiva, o simplemente indicar que se trata de un juego. En cambio, el gimoteo se relaciona con saludos afectivos, frustración, dolor o sumisión.

Comunicación visual: gestos y posturas

Los perros cuentan con una visión binocular de 240 a 250 grado, lo cual, les permite estar atentos a su entorno y distinguir cualquier clase de movimiento. Pueden distinguir objetos, animales o personas a la distancia, siendo esta una habilidad de gran importancia para interpretar las señales visuales.

Los gestos y posturas son de gran relevancia para la comunicación visual entre perros, incluso nos permite determinar el estado de nuestras mascotas. Es por ello, que es necesario prestar atención a la postura y variaciones en las distintas partes de su cuerpo. Si presentan orejas erguidas de forma vertical pueden indicar que están prestando atención, si están echadas hacia atrás y los colmillos se encuentran expuesto puede tratarse de una postura defensiva o agresiva, finalmente si las orejas se encuentran caídas puede ser porque se encuentra triste.

De igual forma, es importante prestar atención a la postura y el movimiento de la cola. Un perro que agita su cola lateralmente y de forma relajada, nos indica que está jugando o que quiere socializar. En cambio, si la cola se encuentra baja y entre las patas, ha adoptado una postura de sumisión. La cola en posición horizontal, nos indica un estado de alerta y en vertical de agresión. Los gestos, las pupilas y la exhibición o no de la dentadura también puede interpretarse para entender al perro.

En general, la postura corporal dice mucho sobre el estado de ánimo y comportamiento del perro, concretamente si se trata de un ejemplar dominante, sumiso o agresivo.

Comunicación olfativa

Al igual que sus parientes los lobos, los perros cuentan con un sentido del olfato muy desarrollado, que les permite identificar olores incluso a kilómetros de distancia. No es de extrañar, que estos cánidos utilicen señales olfativas para poder transmitir información a sus pares. Tanto machos como hembras pueden marcar sus territorios con sustancias volátiles en sus orinas, mientras que la hembra puede indicar cuando se encuentra en celo y dispuesta para la reproducción.

Contacto físico

Esta es otra estrategia de comunicación que presentan los cánidos, se basa en empujones, toques, permanencia o retirada, e incluso caricias. A través del contacto físico pueden indicar dominancia, un ejemplo de ello se puede observar cuando un perro monta a otro, ya sea entre hembras, entre machos o cachorros, siendo esta una expresión de dominancia por parte del que quiere montar.

Comportamiento atípico de los perros

Al principio de este artículo, comentamos que los perros pueden exhibir diferentes patrones de comportamiento dependiendo de la raza, el adiestramiento y el ambiente donde se desarrolla. Algunas personas, ya sea por desconocimiento o irresponsabilidad, pueden exponer a sus perros a estímulos negativos o estresantes que van a generar una respuesta atípica al comportamiento del perro lejana a la normalidad, entre ellos destacamos dos conductas: los temores o fobias y la ansiedad por separación.

Temores o fobias

Este tipo de comportamiento en perros puede responder a errores durante la sociabilización o exponerlo a estímulos que le generan estrés, por ejemplo, ruidos fuertes, espacios reducidos o a traumas como golpes o abusos durante los periodos críticos de su desarrollo. Si esto ocurre, probablemente el animal desarrollara respuestas negativas a estímulos que relacione con estos incidentes. Un perro asustado puede exhibir conductas de pánico, agresividad e incluso automutilación.

Ansiedad por separación

Para concluir esta temática sobre el comportamiento del perro, Recordemos que son animales sociales y que forman fuertes vínculos con otros perros, especies de animales y con las personas. Si el animal es expuesto a tiempos prolongados de soledad y aislamiento puede comenzar a presentar ansiedad, manifestándolo con ladridos, destruyendo objetos pertenecientes a sus dueños, excretando en lugares atípicos, comportamientos compulsivos y de autolesión como rascaduras o mordeduras.

Bibliografía

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