Comportamiento de los primates, social, competencia, territorio y más

Comportamiento de los primates
© Paradais Sphynx

Cuando hablamos de primates es fácil imaginarse al poderoso gorila de montaña o al tranquilo orangután, incluso vislumbramos a los grupos de chimpancés en las selvas africanas. Fantaseamos con los hermosos capuchinos, con la agilidad de los monos arañas o los pequeños monos titis. Incluso, algunos idealizamos a nuestra propia especie, el Homo sapiens. Los primates son un vasto orden de mamíferos placentarios (Clase Mammalia: Orden Primates) que se originaron hace aproximadamente 65 millones de años, y en que en la actualidad podemos diferenciar dos subórdenes: el Suborden Strepsirrhini, en donde podemos encontrar a los lémures y loris, y el Suborden Haplorrhini en donde se encuentran clasificado los monos, mandriles, macacos, gibones, grandes simios y el hombre, e incluyen unos 150 géneros (la mayoría extintos). El comportamiento de los primates es tan rico y diverso como sus numerosas formas y especies.

Se caracterizan por presentar cinco dedos en manos y pies, es decir, son pentadáctilos; cuentan con uñas planas, sus pulgares son oponibles, lo que les confiere la habilidad de aferrarse y manipular objetos. Sus miembros posteriores son muchos más largo que los anteriores, adaptados al salto y son plantígrados. Presentan un cráneo grande que protege el cerebro; su neocortex y los hemisferios se encuentran bien desarrollados, lo que les ha permitido una mejor percepción sensorial y del razonamiento espacial. La mayoría de las especies se desplazan de forma cuadrúpeda, pero el bipedismo se manifiesta en los grandes simios y en la actualidad solo está presente en el Homo sapiens.

Los primates en su mayoría son animales sociales, andan en parejas o en grupos numerosos; para ello, debieron desarrollar estrategias de comunicación, integración y cooperación, cuyo costo adaptativo eran menores que los beneficios de vivir en sociedad. El comportamiento de los primates está sumamente relacionado a las estructuras sociales que forman las distintas especies, así como su desarrollo cognitivo y la complejidad de sus interacciones. La variabilidad de especies de primates evita que podamos generalizar sobre los distintos patrones conductuales que presentan, sin embargo, podemos aglomerar aquellos comportamientos más comunes e intentar dar una visión general del comportamiento de los primates.

Cabe destacar, que cada grupo de primate —desde los pequeños monos capuchinos, hasta los grandes gorilas— cuentan con estrategias adaptativas diferentes, las cuales se relacionan con sus estructuras sociales y por ende con su capacidad de respuesta a los estímulos ambientales. El comportamiento de los primates es una característica que se sugiere estudiar por grupo, para poder detallar en estos patrones conductuales. Así mismo, es necesario señalar, que este articulo habla sobre el comportamiento de los primates no humanos, excluyendo al Homo sapiens.

A continuación, indagaremos un poco sobre el comportamiento de los primates con ejemplos de especies características.

Comportamiento de los primates de tipo social

Los primates, al igual que los humanos, son animales sociales que viven en agregaciones de varios individuos. Estos grupos se caracterizan por presentar patrones de comportamientos sociales que incluyen acicalamiento, cooperación, relaciones de afiliación e interacción, cortejo ritualizados, estructuras jerárquicas basadas en dominación-sumisión, competencias y conductas antagónicas.

Las relaciones sociales implican costos y beneficios para los individuos de una misma especie. Entre las ventajas podemos destacar estrategias grupales de protección contra los depredadores, cooperación de la defensa de los recursos alimenticios y crianza colectiva. En cambio, entre las desventajas nos encontramos con la competencia que se genera por los recursos como el alimento, las parejas sexuales, mayor riesgo de contraer enfermedades y sitios de nidación o para dormir.

Entre las distintas interacciones y comportamientos sociales entre los primates, podemos destacar:

Afiliaciones e interacciones positivas

Los individuos que forman parte de estos grupos sociales tienden a relacionarse con sus compañeros, incluso llegan a formar subgrupos, alianzas a corto plazo o asociaciones que pueden mantenerse en el tiempo, lo que nos permite visibilizar una compleja red de interacciones que permiten desarrollar distintas estrategias de supervivencia y reproducción dentro de los grupos de primates.

Los grupos de monos conformados por un macho reproductor dominante y numerosas hembras tienen relaciones matrilineales de gran importancia. Estas permiten enfrentar situaciones adversas gracias al apoyo grupal y desarrollar afiliaciones en situaciones cotidianas. En el caso de los macacos cola de muñón (Macaca arctoides), los individuos invierten la mayor parte de día en el aseo social o acicalamiento —el cual, juega un papel fundamental en sus relaciones, ya que permite establecer vínculos de confianza y cooperación, así como establecer roles jerárquicos, alianzas e incluso como una estrategia reproductiva— y el juego, lo que genera interacciones positivas entre sus miembros.

Cada integrante del grupo tiene un rol dependiendo de su sexo, edad y rango, por lo mismo, podemos observar que estas interacciones se facilitan según el parentesco. Son raras las ocasiones, en que un individuo solicite o acicale a un miembro que no tenga parentesco en el grupo. La cooperación entre parientes incluso aumenta la probabilidad de supervivencia de los recién nacidos y juveniles, y facilita el cuidado parental. Al analizar el comportamiento de los primates, podemos observar que entre los grupos se pueden generar subgrupos de tres o más animales, siendo estas denominadas interacciones sociales complejas. Estas interacciones tríadicas se pueden generar cuando un par de individuos forman una coalición con un tercero, o cuando dos individuos apoyan a un tercer individuo en una situación adversa, ya sea para una conducta de cooperación o ante una agresión.

Distanciamiento social: territorialidad.

A pesar de que los primates pueden generar relaciones positivas, suelen ser celosos de su espacio. La distancia entre los individuos de un grupo puede expresarse como una estrategia de costo-beneficio. Una menor distancia permite que se desarrollen comportamientos de afiliación como el aseo, el juego o el descanso, pero también incrementa la probabilidad de que ocurran interacciones negativas como competencia y agresiones, ya que resguardan su territorio o su posición en la estructura social. Es por eso, que en las sociedades de primates el potencial para los conflictos sociales es alto.

Conflictos, competencia y agresión

Los conflictos entre miembros de un grupo de primates pueden generarse cuando dos o más individuos tienen diferentes metas al mismo tiempo, o deben permanecer juntos por un tiempo prolongado. La agresión se ha asociado con los conflictos, sin embargo, no todos los conflictos se expresan en agresión, y viene siendo una respuesta violenta o amenazante ante un estímulo. En cambio, la competencia se presenta cuando un recurso es insuficiente para los individuos que conforma el grupo. El comportamiento de los primates puede volverse agresivo durante la competencia por recursos, pero al igual que en los conflictos, no necesariamente la competencia entre primates termina en agresión.

El conflicto entre primates es considerado una forma de socialización, la cual juega un papel importante en la evolución de la inteligencia de estos mamíferos y, por lo tanto, muchos académicos consideran que la competencia y la agresión no pueden asumirse como comportamientos negativos, sino como parte de las interacciones y relaciones sociales entre los primates.

Normalmente, la agresión se produce cuando ocurre una ruptura de las reglas sociales. Por ejemplo, cuando ocurren confrontaciones por mantener y defender las relaciones jerárquicas de dominación existente. En otros contextos, están relacionadas a la competencia por recursos como alimento, agua o nidos, siendo interacciones comunes.

En estos animales, la agresión se expresa en forma de: vocalizaciones, exposición de los dientes, romper ramas, golpear, morder o empujar; en algunas especies las demostraciones de agresión son características. Y depende mucho del tipo de organización social, el contexto social, el habitar y la especie, incluso la diferencia de edad y el sexo; siendo estos mismos factores los que definirán si puede ocurrir un comportamiento reconciliatorio tras la finalización del conflicto.

Comportamiento de los primates: uso de herramientas

Por muchos años, se consideró que los seres humanos eran los únicos animales que podían hacer uso de utensilios o herramientas para la resolución de problemas o para llevar a cabo una acción determinada. Sin embargo, Jane Goodall (1964), documenta el uso de palillos o ramas de árboles como utensilios por parte de los chimpancés para poder atrapar insectos dentro de los hormigueros. A partir de entonces, muchos investigadores empiezan a enfocarse en el uso de herramientas por parte de los primates, tanto en cautiverio como en la naturaleza, pudiendo documentar que los utilizan diferentes tipos de herramientas y que pueden variar entre especies.

Los bonobos o chimpancé pigmeo (Pan paniscu), han demostrado tener capacidades cognitivas complejas y usar herramientas en contextos sociales, que incluyen el uso de hojas como servilletas o paraguas para protegerse de la lluvia, ramas como palillos de dientes, palos para rascarse o como implementos de juegos. Por otro lado, los chimpancés (Pan troglodytes) cuentan con una diversa gama de herramientas y técnicas para emplearlas, y que varían entre las distintas poblaciones. Como ya mencionamos, usan tallos o ramas sin hojas como utensilios para poder extraer las termitas en los termiteros, también cuentan con técnicas más sofisticadas para la excavación y extracción de hormigas. Utilizan las hojas como esponjas para absorber el agua de las cavidades de los arboles e incluso, algunas poblaciones de chimpancé en Costa de Marfil, pueden usar piedras para romper nueces y frutos, utilizando una piedra grande en forma de yunque y una más pequeña con la que golpean al fruto. En Senegal, se ha observado que los chimpancés utilizan herramientas para cazar a sus presas.

Pero no solo en chimpancés se ha registrado el uso de herramientas, el orangután (Pongo pigmaeus) también hacen uso de varas o ramas para extraer insectos, agua de los huecos de los árboles y semillas de las frutas. No obstante, en los gorilas (Gorilla gorilla), el uso de herramientas se ha documentado mayormente en cautiverio y hay pocas evidencias de que utilicen utensilios en libertad. Por otro lado, los macacos de cola larga (Macaca fascicularis) son capaces de utilizar piedras para romper las conchas marinas de ostras o bivalvos, mientras que los monos capuchinos (Cebus, spp) se les ha observado utilizando palos como sondas para obtener alimento.

Los investigadores consideran que el uso de herramientas está relacionado con su desarrollo cognitivo y juega un papel importante en sus relaciones sociales. El comprender el uso de las herramientas por parte de los primates es de gran valor en el estudio evolutivo del ser humano.

El uso de herramientas es un comportamiento de los primates que implica distintos procesos cognitivos relacionados con la solución de problemas que se asocian con al aprendizaje. En primates no humano, se asume que el aprendizaje puede manifestarse por procesos de ensayo y error, por condicionamiento operante o por imitación. Algunos autores aluden a procesos cognitivos y de inteligencia, y se basan en el desarrollo de los cerebros en los primates superiores.

Conductas sociales o culturales

Entre los primatólogos y etólogos encargados de estudiar el comportamiento de los primates, ha surgido numerosos debates sobre si el uso de herramientas, así como los patrones de comportamiento y estructuras sociales que se observan en las distintas especies, sobre todo en los homínidos, se pueden considerar como cultura debido a su persistencia a lo largo de distintas generaciones. Sin embargo, algunos autores consideran que, para ser denominado como cultura, estos patrones conductuales deben demostrar un simbolismo y una historia relacionada con su desarrollo, y que probablemente estos comportamientos hayan sido moldeados por patrones ambientales o ecológicos que han determinado su forma de actuar. Es decir, es el ambiente el que selecciona los comportamientos más favorables para la supervivencia y desarrollo de la especie. Por lo cual, muchos investigadores son cuidadosos al usar el término cultura y prefieren definirlos como sistemas sociales.

Comportamiento de los primates en cautiverio

El comportamiento de los primates ha sido tradicionalmente estudiado en especímenes en cautiverio, siendo numerosos los trabajos que se han realizado basándose en las observaciones de especímenes en zoológicos o refugios. Al comparar estas observaciones con los registros de campo, se ha registrado conductas atípicas en las que podemos resaltar interacciones agonísticas frecuentes, movimientos repetitivos, auto mutilación o conductas agresivas en solitario. Estas conductas están relacionadas con el encierro, así como la falta de condiciones naturales adecuadas y el tamaño de la jaula o recinto donde se les tenga cautivo, estas condiciones generan estrés en los animales, afectando su área de desarrollo, relaciones sociales y su alimentación, incluso pueden afectar su estado físico y de salud.

Monos como el Cebus capucinus y el Cebus albifrons manifestaron comportamientos agresivos en zoológicos, así como conductas atípicas relacionadas con el espacio, incluso desarrollaron condiciones patológicas que afectaban su salud. Como comentábamos antes, los primates, aunque sean especies sociales, aprecian una distancia sana que les permita desarrollar interacciones sociales sanas con el resto de miembros de sus grupos.

Bibliografía

  1. Goodall, J. 1964.
  2. Mayogoitia, L. et al. 1996.
  3. Medina, A. 2002.
  4. Pérez Ruiz, A. 2009.
  5. Pérez Ruiz, A. 2016.

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