Comportamiento del degú, Octodon degus, estructura social y cría

Comportamiento del degú
© Paradais Sphynx

En las regiones semiáridas de Chile, así como en las plantaciones de pino y en las zonas de matorrales, habita un pequeño roedor que algunos conocen como el ratón de las tapias, ratón de cola en trompeta, ardilla chilena o degú, cuyo nombre científico es Octodon degus. Se trata de un pequeño mamifero roedor histricomorfo (Clase Mammalia, Orden Rodentia, Suborden Hystricomorpha), perteneciente específicamente a la Familia Octodontidae, cuyos otros géneros y especies se encuentran distribuidos por Sudamérica. En los últimos años, estos pequeños roedores han ganado popularidad, no solo como mascotas sino como animales de laboratorio, siendo modelo de investigaciones científicas. Se han llevado a cabo numerosos estudios sobre el comportamiento del degú, asociado a sus relaciones sociales y alteraciones conductuales; así como en estudios clínicos sobre enfermedades como la diabetes y el Alzheimer.

Son animales muy activos, que se movilizan rápidamente y pueden dar saltos largos; es por ello, que su cuerpo se caracteriza por tener miembros muy musculados y alargados, en especial las extremidades posteriores, las cuales cuentan con cinco dedos mientras que sus extremidades anteriores tan solo presentan cuatro dedos. Exhiben una larga cola con un penacho de pelos en su punta; la cual, se encarga de mantener el equilibrio al desplazarse, ya que el penacho de pelos puede actuar como un balancín cuando están trepando o al saltar. Alcanzan a medir entre 20 a 30 cm desde la cabeza a la cola, con un peso que puede variar entre los 150 a los 300 gr. La cabeza es larga, con una nariz puntiaguda y orejas redondeadas, cubiertas de pelo. Su coloración va desde el café a un color amarillento, incluso se han documentado ejemplares de color blanco, tanto en campo como en laboratorio.

El comportamiento del degú está asociado a sus hábitos diurnos, siendo en el día donde destacan los picos de actividad. Se les observa deambulando en el suelo, entre matorrales y rocas, generalmente en grupos. También se les encuentra habitando en zonas montañosas, semi-pantanosas o en campos de cultivos, donde son considerados plagas. Son capaces de coordinar la búsqueda de alimento y forrajeo por medio de contacto visual, también comunicándose por vocalizaciones audibles al oído humano. Igualmente, se coordinan para excavar en grupo sus madrigueras subterráneas, donde comparten refugio durante la noche y se localizan a sus crías. Son resistentes a la desecación, siendo capaces de concentrar su orina para no perder el agua corporal.

Cuentan con un temperamento dócil y afectuoso, siendo fáciles de cuidar y cuyos requerimientos de espacio, alimento e higiene los convirtieron en excelentes ejemplares como mascotas. Sin embargo, su introducción como acompañante del ser humano empezó en los laboratorios, donde por sus características biológicas, fisiológicas y conductuales, lo posicionaron como modelo animal para investigar. Como ya mencionamos, el comportamiento del degú ha sido de gran interés para la psicología comparada y la etología, es por ello que en este artículo vamos a hablar sobre este tema.

Comportamiento del degú de tipo social

Los degús son animales extremadamente sociales y gregarios. En la naturaleza, se les puede encontrar en colonias de cinco a diez individuos; las cuales, están conformada mayormente por hembras adultas (entre 4 a 6), que pueden estar relacionadas entre sí de manera directa (madres, hijas o hermanas) o tratarse de parientes lejanos (tías o primas). En estos grupos también encontramos de uno a tres machos adultos, así como las crías de las camadas más recientes. Se han documentado otros tipos de grupos, cuya estructura social está conformado por juveniles del mismo sexo, que se mantienen juntos hasta que alcanzan la madurez sexual.

Los degús viven en madrigueras subterráneas que ellos mismos construyen. Los adultos se comunican por medio de vocalizaciones y se coordinan entre sí, para poder llevar a cabo el proceso de excavación de las galerías. De igual forma, cuando salen a la superficie en busca de comida, estos roedores lo hacen en grupos que mantienen comunicación tanto visual como vocal, una manera de evitar a los depredadores y avisar a sus compañeros ante una amenaza o ataque. El comportamiento del degú de tipo social se aprecia también durante el cuidado y protección de las crías, así como en el periodo de lactancia, tema que desarrollaremos más adelante.

Las interacciones entre los degús ocurren desde su nacimiento, dado que las crías cuentan con largos periodos de infancia y adolescencia, en donde comparten con sus hermanos y juveniles de otras camadas. Gracias a esta cercanía, las crías interactúan entre sí por un periodo considerable de tiempo, antes de dispersarse; durante ese tiempo, se fomentan las relaciones y las habilidades sociales por medio del juego. Durante el juego, se exhiben roles de dominancia y sumisión, e incluso de confrontación, que se manifiestan con montajes y empujones.

El comportamiento del degú muestra alteraciones cuando un individuo es separado de su grupo y es aislado. En cautiverio, se ha observado como las crías que son aisladas pueden presentar deficiencias conductuales y sociales, que también afectan sus procesos neuronales y hormonales. Estas alteraciones se manifiestan como trastornos de ánimo, ansiedad, estrés y pánico.

Comportamiento del degú: Ciclo circadiano, conducta exploratoria y vigilancia

El comportamiento del degú ha estado relacionado con el ciclo circadiano, es decir, la exposición de horas luz y oscuridad en la que están sujetos estos roedores en la naturaleza; de igual forma, su conducta se asocia con las variaciones de temperatura durante las estaciones. En general, son animales diurnos que exhiben al menos dos picos de actividad durante el día, el primero de ellos durante el amanecer y el segundo en el atardecer. En la noche, su actividad disminuye, aunque se ha registrado un mayor número de defecaciones en este periodo. Durante los meses de invierno, los picos de actividad del degú ocurren más tarde en la mañana mientras que el del atardecer se lleva a cabo mucho más temprano, este comportamiento del degú se asocia con las bajas temperaturas de esta estación.

En los picos de actividad, los degús salen a la superficie en grupos coordinados, en búsqueda de agua y alimentos. Estos animales han demostrado dedicar un alto porcentaje de su tiempo a la exploración espacial, tanto los ejemplares juveniles como los adultos. Sin embargo, la conducta exploratoria se manifiesta fuertemente en los juveniles. Este comportamiento del degú está asociado a la necesidad de conocer y entender su entorno. Cuando se encuentran en espacios abiertos, invierten una mayor cantidad de energía en la vigilancia, incluso dejando de recolectar alimento; es por ello, que prefieren movilizarse entre matorrales o áreas oscuras, donde pueden usar su entorno para evitar a los depredadores. En caso de ser atacados y capturados, estos roedores son capaz de soltar parte de su cola (autotomía) como mecanismo de defensa; posteriormente el tejido expuesto cicatriza, quedando el animal con una cola más corta.

Estrategias de comunicación del degú

El comportamiento del degú en comunidad está asociado en su capacidad de comunicarse entre sus pares, manifestando al menos dos estrategias comunicacionales: audición- vocalización y la comunicación visual.

Audición y vocalización

La principal estrategia de comunicación de estos roedores es por medio de vocalizaciones, la mayoría de ellas se producen en el rango audible. Su sistema auditivo está bien desarrollado, desde su nacimiento los degús son capaces de diferenciar sonidos y relacionarlos con sus padres u otros individuos de la colonia. Cuentan con un amplio repertorio de vocalizaciones que incluyen chillidos, silbidos, llamadas y gorjeos, cada uno destinado para servir como canal de comunicación según la situación que se presente.

Durante la lactancia, las hembras son capaces de emitir una especie de llamado asociado al amamantamiento, que es conocido como llamado de maternidad. Este tipo de vocalizaciones se ha observado en mamíferos con organización social compleja como es el caso de algunos primates sociales y cerdos. Las crías también emiten una especie de gorjeos cuando juegan, es especial cuando estas interacciones se tornan muy vigorosas y se tornan agresivas; en estos casos, los ejemplares adultos que se encuentran a su cuidado, producen un chillido fuerte y separan a los cachorros. Las madres también producen una llamada, más parecida a un chirrido, que induce la reunión pacífica.

Tanto en la búsqueda de alimento como en las actividades de excavación, los degús producen un sonido especifico que permite las interacciones sociales entre los adultos en los que destacan gorjeos, silbidos y gruñidos. Al ser atacados, los adultos también vocalizan un llamado de alerta.

Comunicación visual

Se cree que los degús también han desarrollado esta vía de comunicación, y que llevan a cabo esta estrategia cuando se encuentran en la superficie. El contacto visual y la lectura del patrón corporal permite a estos roedores saber si el otro se encuentra bien o está siendo atacado. Los degús también son capaces de distinguir la luz ultravioleta, se cree que esta capacidad está asociada con la comunicación social.

Comunicación olfativa

En menor medida, se ha registrado esta estrategia de comunicación en estos roedores. Se ha documentado especialmente durante los baños de tierras entre machos, mas no así para hembras.

Comportamiento del degú en cuanto a la reproducción, cría y lactancia

Los degús se reproducen una sola vez al año, cuando comienza la temporada de lluvias, a principios de la estación de invierno en el hemisferio sur; aunque, pueden producir una segunda camada si la estación se extiende antes de la sequía. El periodo de gestación dura entre 90 a 95 días, mientras que la lactancia unas 5 semanas. Una hembra puede dar a luz entre 4 a 8 crías.

Las crías nacen precoces, es decir, su cuerpo ya tiene una capa de pelo, cuentan con dientes, sus ojos están abiertos, presentan un sistema auditivo funcional y pueden movilizarse en el nido, aunque permanecen en este hasta alcanzar unas 3 semanas de edad, siendo este el periodo cuando comienzan a roer comida solidad. Al igual que los bebes humanos, pueden percibir información acústica y visual de su entorno social e interactuar con sus compañeros de camada, siendo este un comportamiento del degú necesario para desarrollar sus habilidades sociales.

A las 16 semanas de edad, los machos alcanzan la madurez sexual; mientras que las hembras lo logran entre 12 a 16 semanas; aunque no se consideran adultos hasta que alcance un peso entre los 180 a los 250 g, lo cual ocurre aproximadamente entre los 6 y 8 meses. Durante este tiempo forman agregaciones de su mismo sexo, donde desarrollan sus habilidades sociales hasta dispersarse. Los degús exhiben filopatría, por lo cual, la descendencia a menudo permanece en la colonia hasta la edad adulta, lo que sugiere un periodo de dependencia social en esta especie.

Son criadores plurales, que muestran conductas de anidación y lactancia comunales. Las madres contribuyen a la crianza de todos los juveniles del nido comunal, pero prefieren solo proporcionan lecha a sus crías o sus parientes más cercanos. En el comportamiento del degú, los machos también participan en la crianza de los jóvenes.

Machos adultos residentes defienden su harén de otros machos intrusos durante la temporada de reproducción, demostrando un comportamiento territorial en esta época. Aunque el comportamiento del degú es más tolerante durante el resto del año.

Bibliografía

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