Comportamiento de las ardillas, características y biología

Comportamiento de las ardillas
Gilles Gonthier/CC BY 2.0

Las ardillas componen un gran grupo de roedores con hábitos variados, las cuales presentan una distribución muy amplia en casi todas las regiones del planeta. Estos mamíferos se encuentran entre los grupos de roedores más interesantes debido al comportamiento de las ardillas ante diversas situaciones.

En su hábitat natural, las ardillas son reconocidas por ser animales curiosos, audaces y muy intuitivos ante las posibles fuentes de peligro. Existen muchas especies de ardillas (alrededor de 300 y múltiples subespecies), todas incluidas dentro de la familia Sciuridae del orden Rodentia. Este grupo de roedores es el segundo más diverso después de las ratas y ratones. Sus hábitos de vida son muy variados, pues encontramos ardillas principalmente terrestres como las ardillas listadas, arbóreas como las del género Sciurus, incluso, existe un grupo de estos animales que son capaces de planear (ardillas de la tribu Pteromyini).

El comportamiento de las ardillas es diurno, en la mayoría de las especies. Sin embargo, las ardillas voladoras son principalmente crepusculares y nocturnas, ya que no poseen gran agilidad para huir de los depredadores diurnos, y adoptaron la vida nocturna para evadir a la mayoría de estos. Adicionalmente las ardillas voladoras evitan la competencia por recursos con las ardillas arbóreas diurnas, teniendo su período de actividad durante la noche.

Muchas especies son observadas principalmente en solitario. El comportamiento de las ardillas arbóreas es especialmente solitario, pues las hembras no son muy tolerantes con los machos fuera de la temporada de reproducción. Por otro lado, las terrestres son más sociables y establecen madrigueras, donde pueden habitar un gran número de individuos relacionados que cooperan entre sí.

En cautiverio, las ardillas deben pasar por un proceso de adiestramiento para evitar comportamientos de huida o mostrarse agresivas ante el contacto con el ser humano. Tras adaptarse y formar lazos con los cuidadores, se convierten en mascotas muy cariñosas y divertidas. Tanto en la naturaleza como en cautiverio el comportamiento de las ardillas demuestra una gran inteligencia. Son roedores muy limpios, siempre se están acicalando y limpiando su pelaje.

Características comunes de las ardillas

En general, las ardillas se caracterizan por poseer cuerpos esbeltos y alargados. Sus ojos son relativamente grandes, sus orejas sobresalientes y con puntas redondeadas. Dependiendo del hábitat que ocupan, pueden poseer adaptaciones morfológicas especiales. Por ejemplo, las ardillas arbóreas se caracterizan por la presencia de largas y peludas colas, que facilitan su desplazamiento entre las ramas de los árboles, donde una cola larga y delgada favorece el mantenimiento del equilibrio. Además, poseen brazos fuertes, los dedos de las patas y manos son alargados y presentan uñas robustas, alargadas y afiladas, las cuales les permiten trepar con facilidad.

Por otro lado, las terrestres suelen ser más robustas y poseen extremidades anteriores musculosas con garras fuertes, que les facilitan cavar madrigueras en el suelo. Al no utilizar los árboles como hábitat, su cola no es tan larga como la de las ardillas arbóreas o las voladoras.

Adicionalmente, las ardillas voladoras presentan las adaptaciones más sorprendentes dentro del grupo, pues a diferencia del resto, tienen una membrana denominada patagio, que se extiende desde la muñeca, en las extremidades anteriores, hasta el talón en las extremidades posteriores.

Esta membrana permite a estas especies desplazarse (planeando) distancias considerables entre árboles. De esta manera, el comportamiento de las ardillas voladoras, en cuanto a la huida, consiste en trasladarse rápidamente por el aire, hasta sus sitios de alimentación. También poseen ojos más grandes que el resto de las ardillas, adaptados para la visión nocturna.

Comportamiento de las ardillas en la alimentación

El comportamiento de las ardillas y el uso de varios hábitats permite que estos animales posean una dieta muy variada. En general, las ardillas arbóreas son consumidoras de una gran variedad de frutos y semillas secas. Sin embargo, cuando la oportunidad se les presenta, son capaces de consumir huevos de aves en nidos desprotegidos, lo cual les proporciona proteínas indispensables para la época de crianza.

Otras especies, como las del género Sciurus, han sido observadas capturando pequeñas aves e incluso pequeños roedores y reptiles terrestres para complementar su dieta. En algunas regiones tropicales, el comportamiento de las ardillas de recolectar cantidades excesivas de alimento puede causar daños a algunos cultivos que les son muy apetecibles como el cacao. Muchas especies de ardillas arborícolas amazónicas son especialistas en el consumo de frutos de palmas y otros frutos como las nueces tropicales.

Las especies que habitan en áreas templadas, almacenan bayas y nueces en diferentes sitios como huecos de árboles, entre las raíces de los mismos e incluso en los tejados de las casas, para sobrevivir al invierno. Este comportamiento de las ardillas arborícolas es muy característico, pues son capaces de almacenar una gran cantidad de semillas en varios sitios. Muchos de los almacenes son olvidados por las ardillas, siendo entonces sitios donde posiblemente germinen varias especies arbóreas. Este comportamiento de las ardillas es de vital importancia en la dispersión de semillas y regeneración de los bosques.

Por otro lado, las ardillas voladoras, de actividad nocturna, consumen una gran variedad de recursos, principalmente de origen vegetal. Algunas, como las del género Petaurista y Trogopterus, consumen una gran variedad de hojas de árboles como los Ficus. En contraste, el comportamiento de las ardillas voladoras del género Glaucomys, en la selección de alimentos, incluye mayoritariamente hongos, líquenes y, en ocasiones, savia de los árboles. Estas ardillas pueden complementar su dieta con frutos maduros e insectos variados.

Una característica típica de la mayoría de las ardillas es su forma de manipular el alimento. Es común observarlas adoptando una posición sentada sobre sus extremidades posteriores, con la cola arqueada y manipulando los alimentos con sus ágiles manos. En el caso de ser un alimento duro, como una bellota o nuez, mordisquea la fuente de alimento de manera repetida, girándola rápidamente con las manos hasta encontrar el sitio de menor resistencia.

Muchas de las que almacenan recursos para resistir el invierno, suelen eliminar el embrión de las semillas para evitar su germinación. Dentro del comportamiento de las ardillas también es común observarlas mordiendo corteza y otros materiales duros para desgastar sus dientes incisivos de crecimiento continuo.

Comportamiento de las ardillas en la reproducción

Las ardillas generalmente se reproducen cuando las condiciones ambientales son las más adecuadas, tanto en estabilidad climática como en disponibilidad de recursos. Las hembras de ardillas arbóreas generalmente se encargan solas del cuidado de las crías.

Cuando entran en celo, el comportamiento de las ardillas hembras cambia, por lo que comienzan a emitir vocalizaciones que atraen a los machos. Además, segregan ciertas feromonas que indican su estado reproductivo.

El comportamiento de las ardillas macho consiste en cortejar a las hembras, persiguiéndolas activamente entre las ramas de los árboles hasta que la hembra accede a la cópula. Típicamente, en la mayoría de las especies de ardillas, existen rangos de dominancia en un territorio determinado, por lo que el macho dominante engendrará a la mayoría de las crías.

Las hembras de las ardillas arbóreas pueden tener entre una y cuatro crías, que mantienen en nidos ocultos en agujeros de los árboles o hechos con ramitas, hojas y palos sobre las ramas. Algunas especies pueden tener un nido auxiliar, al cual escapan si son perturbadas por algún depredador. También pueden utilizar nidos de aves como los hechos por los pájaros carpinteros, incluso nidos abandonados por otras ardillas.

En el comportamiento de las ardillas terrestres de Norteamérica es común el establecimiento de dominancia por parte de los machos, quienes protegen un conjunto de hembras en un territorio fuertemente custodiado.

Para evitar que machos externos se apareen con hembras de su grupo o que hagan vida en su territorio, son capaces de emitir vocalizaciones de advertencia. Otras posturas defensivas como mostrarse vigilantes y enseñar sus incisivos son una estrategia de comunicación eficaz entre individuos.

La gestación depende mucho de las especies y del tamaño. En las terrestres, la gestación dura aproximadamente un mes, mientras que en las voladoras y arbóreas de mayor tamaño oscila entre cinco y ocho semanas.

Comunicación en las ardillas y comportamiento social

Las ardillas voladoras generalmente son gregarias, pueden establecer grupos de individuos del mismo sexo y a,l igual que las arbóreas no voladoras, establecen sus moradas en huecos presentes en los árboles, donde pasan la mayor parte del día para evitar a los depredadores. Las hembras de ardillas voladoras suelen mostrarse agresivas con otros ejemplares adultos, si está cuidando a sus crías.

Las ardillas son muy sociales y muestran un alto grado de cooperación, pudiendo establecer colonias muy numerosas. Dentro de estas colonias, existe una repartición de roles muy llamativa, ya que algunos individuos de la colonia se muestran vigilantes ante el entorno, cuando el resto de se encuentran en actividades de alimentación o juego.

De esta manera, ante el surgimiento de una amenaza, como la presencia de algún depredador, los individuos encargados de la vigilancia rápidamente advierten al resto de la colonia. Este comportamiento de las ardillas es observado frecuentemente en especies listadas del género Tamias, que suelen detectar a los depredadores de manera temprana en la mayoría de los casos, de esta manera, disminuyen los riesgos de depredación refugiándose o manteniéndose alejadas de la fuente de peligro.

En el comportamiento de las ardillas, las vocalizaciones son muy importantes y variadas, para advertir sobre la presencia de un depredador. Son capaces de emitir gruñidos o sonidos similares a ladridos, que indican la presencia de algún peligro e incluso su ubicación.

El comportamiento de las ardillas en la reproducción, también es común realizar vocalizaciones variadas para atraer a la pareja o para la competencia entre machos por acceder a las hembras. El lenguaje corporal es de gran importancia en estos roedores y es característico del comportamiento de las ardillas. Muchas posiciones de la cola pueden transmitir diferentes mensajes entre individuos, desde la presencia de algún depredador, comportamientos agresivos hacia otros individuos, frustración, estrés y disgusto.

La cola también puede ser utilizada como una herramienta de distracción para hacer frente a algunos depredadores como las serpientes de cascabel. Los ejemplares adultos que localizan a una serpiente muy cerca de las madrigueras pueden hacer frente a las mismas, ahuyentándolas y poniendo como escudo a sus peludas colas.

Las ardillas como mascotas

Aunque en muchas regiones donde se encuentran estos roedores, los humanos han mantenido ejemplares en cautiverio, son pocas las especies que son comercializadas como mascotas. Bien sea por su belleza, sus particularidades morfológicas o su relativa facilidad de crianza y docilidad.

Las ardillas son animales con mucha energía y para mantenerlas en cautiverio debemos tener en cuenta todas sus necesidades. Necesitan de recintos enriquecidos en los que puedan drenar energía. Además, deben contar con una alimentación balanceada para que gocen de un excelente estado de salud. El comportamiento de las ardillas en cautiverio no es muy diferente al observado en la naturaleza.

A pesar de que en vida silvestre no confían en los humanos, en cautiverio suelen adaptarse rápido a la presencia y atenciones de los cuidadores. Si se mantienen en recintos, suelen ser muy activas, juguetonas y mostrar cierto grado de cariño hacia su cuidador. Los recintos deben ser grandes debido a la movilidad de estos animales. Además, se deben proveer de elementos que satisfagan su curiosidad y mantener alimentos similares a los que consumen en la naturaleza.

Entre las ardillas más comunes se encuentran las ardillas rojas (Sciurus vulgaris), la cual posee un pelaje pardo rojizo intenso muy llamativo y una cola larga con abundante pelo, una de sus características más notorias es la presencia de grandes penachos de pelo sobre sus orejas durante el invierno. El comportamiento de las ardillas rojas es muy tímido en la naturaleza, sin embargo, en cautiverio son muy sociables y juguetonas. Estas ardillas suelen estresarse si no mantienen una actividad física regular.

Por otro lado, las ardillas listadas del género Tamias y las ardillas coreanas (Eutamias) de pequeño tamaño, suelen ser muy activas y, de manera a similar a especies de mayor tamaño, necesitan de juegos para entretenerse. Además, requieren formas muy didácticas para obtener los alimentos y estimular su curiosidad y agilidad. Es muy oportuno ofrecer mecanismos para que liberen toda su energía, ya que si permanecen constantemente enjauladas, adquieren comportamientos de encierro o comportamientos repetitivos dentro del recinto.

Esto puede provocar comportamientos agresivos hacia los cuidadores, e incluso la aparición de enfermedades y trastornos que pueden causar la muerte de los individuos. Si mantienen ardillas sociales en cautiverio, es recomendable tener varios individuos juntos con los cuales pueden interactuar, acicalarse y juguetear, especialmente cuando no les podemos dar suficiente atención. En el caso de tener ardillas que hibernen, es probable que se muestren algo agresivas durante el período de hibernación y provoquen algunas mordidas.

Otras especies de ardillas son más exigentes en cuanto a la disponibilidad de espacio. Las ardillas voladoras del género Glaucomys requieren de cierta disponibilidad de espacio para poder desplazarse como acostumbran en la naturaleza. Suelen apegarse mucho a sus dueños, por lo que buscan constantemente interacción. En la naturaleza, las ardillas voladoras son sociables, por lo que la compañía las hace sentir muy cómodas.

Si se mantienen en recintos, necesitan jaulas con una distribución vertical amplia, ya que les encanta trepar y mantenerse en terrenos elevados. De igual manera, otras especies de ardillas criadas en cautiverio, necesitan un recinto seguro con las ventanas y puertas cerradas, pues debido a su curiosidad pueden escapar y será difícil recuperarlas. Al ser animales roedores, se les debe proporcionar alimentos duros, que garanticen el desgaste de los incisivos y, por lo tanto, una excelente salud dental.

Resumen de lo estudiado sobre el comportamiento de las ardillas

Características comunes– Cuerpos esbeltos y alargados.
– Ojos grandes.
– Ardillas arbóreas con colas largas, patas fuertes y dedos alargados con garras desarrolladas.
– Ardillas terrestres patas fuertes.
Ecología trófica– Poseen una dieta muy variada.
– Consumen semillas y frutos secos.
– Algunas especies capturan pequeños vertebrados.
– Almacenan alimentos en huecos de árboles y entre raíces.
– Con frecuencia olvidan el escondite de su alimento.
– Muerden corteza de madera y otras superficies, para desgastar sus dientes incisivos.
Biología reproductiva– La reproducción ocurre cuando las condiciones climáticas son las adecuadas.
– Los machos cortejan a las hembras, persiguiéndolas entre las – ramas de los árboles.
– Las hembras pueden tener entre una y 4 crías.
– Los machos tienen territorios reproductivos marcados.
– La gestación varía según la especie. En determinadas especies dura un mes, mientras que en otras entre 5 y 8 semanas.
Comunicación y sociedad– Algunas especies, como las voladoras, son gregarias y establecen refugios en hoyos de árboles.
– Las hembras suelen ser agresivas con otros individuos durante la época de cría.
– En algunos individuos existe una asignación de tareas muy establecida.
– Vocalizaciones muy variadas. Algunas para advertir la presencia de una posible amenaza.
– La cola puede ser implementada como una herramienta para distraer a los depredadores.
Ardillas en cautiverio– Se caracterizan por ser muy enérgicas. Requieren recintos con muchas distracciones.
– Suelen adaptarse muy rápido a la presencia y cuidados humanos.
– Requieren de mucho espacio para satisfacer su curiosidad y necesidad de movimiento.
– Son propensas a escaparse, por lo que necesitan recintos muy seguros.

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Referencias

  1. Baack, J. K., & Switzer, P. V. (2000).
  2. Chris, H. (2001).
  3. Getty, T. (1981).
  4. Linares, O. J. (1998).
  5. Moller, H. (1983).