Comportamiento del lince Ibérico, Lynx pardinus

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Frank Vassen/CC BY 2.0

Aunque, con un arquetipo similar, los felinos son mamíferos carnívoros (Clase Mammalia, Orden Carnivora, Familia Felidae), que cuentan con una rica diversidad de especies y subespecies, que van desde los grandes tigres siberianos hasta los pequeños gatos domésticos; cazadores innatos, son considerados depredadores eficientes, que suelen ubicarse en lo alto de las cadenas tróficas en los ecosistemas donde se distribuyen. En la península ibérica habita uno de los felinos con mayor riesgo de extinción en la actualidad, cuyas poblaciones se limitan a ciertas zonas de España y pequeños grupos en el sur de Portugal, nos referimos al lince ibérico. Su estado de conservación se encuentra catalogado “en peligro” por la UICN, es por ello, que muchos biólogos, ecólogos y conservacionistas han enfocado sus esfuerzos no solo en proteger a este animal, sino en ampliar los conocimientos sobre la biología, ecología y comportamiento del lince ibérico, en un intento de proteger la especie.

Los félidos, denominados popularmente como linces, pertenecen al género Lynx, Kerr (1792), que se caracteriza por su talla mediana con respecto a otros felinos, con una altura que va desde los 60 y 75 cm de altura y un peso entre los 18 y los 30 Kg. En la actualidad, se reconocen cuatro especies de lince, incluido el lince ibérico (Lynx pardinus), que son: el lince rojo (L. rufus), el lince canadiense (L. canadensis) y el lince boreal (L. Lynx).

Todos se distribuyen por el hemisferio norte. Se cree, que estas especies descienden de un mismo antepasado en común que se separó del resto de los felinos aproximadamente unos 6 millones de años, cuyo ancestro pudo originarse en Norte América. Aunque las cuatro especies se encuentran claramente definidas, se considera que tanto el lince ibérico como el lince boreal o euroasiático han sufrido procesos de hibridación en el tiempo debido a sus distribuciones simpátricas. De igual forma, se cree que ambas especies se separaron entre unos 2,2 a 1,18 millones de años, y ambas pudieron derivar de un lince ancestral (Lynx issiodorensis).

En el presente artículo, vamos abordar el comportamiento del lince ibérico (Lynx pardinus), sus características conductuales, el comportamiento social, reproductivo y alimenticio; de igual forma, vamos a ahondar previamente en las características morfológicas que definen a esta especie.

Características del lince ibérico (Lynx pardinus)

De las cuatro especies de lince, el ibérico presenta la distribución más restringida. Habita principalmente en matorrales del mediterráneo, en formaciones rocosas o áreas montañosas con altitudes entre los 400-1300 m, donde utilizan las cuevas como guaridas.

En comparación con sus vecinos del norte (el lince boreal o euroasiático), los linces ibéricos son de menor tamaño, con una altura media que varía entre los 36 a 55 cm, mientras que el peso lo hace entre los 12,9 Kg a los 9,5 Kg; debido a su dimorfismo sexual los machos son mucho más grandes que las hembras. Con un cuerpo estilizado, los linces ibéricos cuentan con una cabeza pequeña, ojos grandes, rostro achatado, flaqueado por largos pelos (patillas) de color blanco y negro, y orejas puntiagudas, con mechones de pelos denominado pinceles. Sus extremidades son largas, con patas de cuatro dígitos, con garras retráctiles y en la planta una almohadilla; su cola es más bien corta. Presentan un pelaje leonado, más oscuro en cabeza, cuello y lomo, siendo de un color más claro hacia los laterales y las extremidades.

Características conductuales de Lynx pardinus

La mayoría de los estudios etológicos que se han llevado a cabo sobre el lince ibérico han sido en condiciones de cautividad, gracias a los programas de reproducción ex situ. De estas investigaciones se han obtenido datos valiosos como las horas de actividad, conductas más frecuentes, comportamiento reproductivo y alimenticio; las cuales, se pueden comparar con las observaciones en campo.

Gracias a estas investigaciones se ha determinado que los linces ibéricos presentan dos picos de actividad diurna, el primero de ellos durante el amanecer mientras que el segundo durante el atardecer (crepúsculo) y principios de la noche, siendo este segundo periodo donde muestran una mayor actividad. Los picos de actividad pueden variar según las estaciones, considerando que durante el invierno el periodo de actividad al amanecer sucede más tarde, mientras que el crepuscular mucho más temprano; en primavera, ocurre lo contrario. Es por ello, que se considera que las horas luz y la temperatura ambiental influyen en el comportamiento del lince ibérico, así como el clima y por ende las precipitaciones. También, el sexo influye en la actividad diaria de los linces, ya que los machos son mucho más activos que las hembras.

Comportamiento social del lince Ibérico

Como la mayoría de los félidos, el comportamiento del lince ibérico suele ser solitario y territorial, siendo poco común encontrarlos en grupos de más de dos individuos, normalmente una madre con sus crías o una pareja reproductiva durante el celo de la hembra. Las madres y sus crías permanecen entre unos 7 a 8 meses, antes de que la cría adquiera cierto grado de independencia y habilidades que le permiten sobrevivir en solitario. A partir de los 9 meses, las crías comienzan aventurarse cada vez más por el terreno, alejándose de la madre, hasta que al año se separan completamente. Normalmente, los juveniles buscan establecer territorios cerca de el de su madre; sin embargo, debido a la disponibilidad de recursos, suelen desplazarse en busca de nuevos territorios. Este tiempo es conocido como periodo de dispersión, siendo el más vulnerable para los linces.

Por lo general, los linces ibéricos habitan territorio que pueden variar desde los 3 Km2 a los 30 Km2, dependiendo de la disponibilidad de presas y agua, cantidad de refugios y competencias con otros linces y depredadores. No obstante, a pesar de su tendencia a la territorialidad, se sabe que los territorios de machos y hembras se pueden solapar. El territorio de los linces ibéricos machos suele ser de mayor tamaño que el de las hembras. Siendo animales territoriales, son capaces de defender sus territorios exhibiendo conductas agresivas, tanto para otros linces como otros animales invasores.

Los linces ibéricos delimitan su territorio por medio de marcajes olfativos, gracias a compuestos químicos volátiles que se encuentran en su orina. Estos compuestos no solo indican la presencia de un lince en un territorio determinado, sino que transmiten información como su estado físico y su condición reproductiva.

Comportamiento del lince ibérico: Reproducción

El lince ibérico alcanza la madurez reproductiva a los dos años; no obstante, no es hasta que se hayan establecido en un territorio, cuando las hembras comienzan a estar disponibles sexualmente. Se ha determinado que los linces son reproductores estacionales, el celo puede ocurrir en invierno (enero), aunque también se ha documentado en distintos periodos a lo largo del año. Cabe destacar, que a pesar de que los solapamientos de territorios de hembras y machos sugieren un comportamiento reproductivo monógamo, suelen tender mayormente a la poliginia, es decir, los machos de lince ibérico pueden aparearse con más de una hembra.

Durante la época de apareamiento, el comportamiento del lince ibérico sufre ciertas alteraciones, las hembras comienzan a vocalizar llamados de apareamiento, los machos comienzan a adentrarse en el territorio de las hembras y tanto hembras como machos comienzan a marcar continuamente su territorio. Pueden compartir el mismo territorio durante dos o tres semana, en donde se lleva a cabo la cópula.

Tras el apareamiento, las hembras buscan refugio que les brinde protección ante depredadores y otras variables ambientales, estas madrigueras pueden ubicarse dentro de cuevas, entre grande árboles como fresnos o alcornoques, entre pastos y arbustos de gran tamaños o formaciones rocosas como berrocales (terrenos graníticos) o roquedos. La gestación dura entre 63 a 66 días y, por lo general, los partos ocurren a finales de marzo comienzos de abril; las camadas pueden estar conformadas entre dos o cuatro cachorros. Para entonces, el lince macho ya se ha separado de la hembra; no se presenta cuidado parental por parte de los machos.

La lactancia puede durar entre 5 a 6 meses, en este periodo la hembra puede migrar de refugios, desplazando a sus cachorros con mucho cuidado. En cautividad, se ha documentado que las crías entre 6 a 8 semanas pueden mostrar conductas agresivas por las que se generan peleas, siendo necesario la intervención de la madre para separarlos antes de que se lastimen. Como mencionamos anteriormente, los cachorros permanecen con su madre hasta que comienza el periodo de dispersión, entre la edad de uno y dos años.

Comportamiento del lince ibérico: Alimentación

El 90% de la dieta del lince ibérico se basa en los conejos de monte (Oryctolagus cuniculus), aunque también puede alimentarse de otras presas como es el caso de la liebre (Lepus granatensis), distintas especies de aves, roedores y, en raras ocasiones, de crías de cérvidos. A pesar de que los linces son capaces de alimentarse de otras presas, los conejos siguen siendo su fuente principal de alimento; hasta el punto que, si las poblaciones de conejo disminuyen, los linces ibéricos se encuentran vulnerables a sufrir de hambrunas. Incluso, en varios trabajos indican que los linces ibéricos coevolucionaron junto a los conejos de monte, adaptando todas sus necesidades fisiológicas e incluso características fenotípicas (como el tamaño corporal), al valor nutricional que les puede ofrecer un conejo adulto diario.

El comportamiento del lince ibérico durante la caza de su presa no varía mucho de algunos otros felinos. Tienden a ser depredadores eficientes, silenciosos, capaces de emboscar a su presa y utilizar sus garras retráctiles para sostenerla. En ocasiones, cuando capturan a una presa pequeña como un conejo, pueden transportarlos a un lugar que les brinde mayor seguridad o refugio para alimentarse. Tienen una forma particular de alimentarse, comenzando por la cabeza y devorando las vísceras, dándole vuelta a la piel, la cual, normalmente descartan. Cuando las presas de los linces son pequeños ungulados, estos felinos los matan con un mordisco en la garganta, usando sus garras para sujetarse al cuerpo; en este caso, los linces suelen esconder sus restos y volver días después para terminar de alimentarse, repitiendo este patrón hasta que no quede nada comestible en la presa.

En raras ocasiones puede llevarse a cabo una cacería grupal entre parejas reproductoras; en estos casos, queda evidenciado un comportamiento jerárquico al momento de alimentarse, ya que es el macho quién suele comer primero, seguidamente de la hembra. Cuando se trata de una madre con sus crías, las hembras son quién se alimenta primero; no obstante, entre las crías también se refleja un patrón conductual jerárquico, desde las crías más grandes a las más pequeñas.

Resumen sobre el comportamiento de Lynx pardinus

Resumen sobre el comportamiento de Lynx pardinus
Paradais Sphynx/CC BY 2.0

Bibliografía

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– Yerga Rufo, F. J. (2015). Ontogenia del comportamiento del lince ibérico (Lynx pardinus) en cautividad (Tesis). Universidad de Huelva, Huelva.

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