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Los jabalíes (Sus scrofa) son mamíferos representantes de la familia Suidae del orden Artiodactyla. Su distribución original abarca Eurasia y el norte de África, sin embargo, han sido ampliamente introducidos en varios sistemas de islas de Oceanía y al norte del continente americano. Las costumbres del jabalí son muy variadas, pues abarcan cambios de comportamiento durante la época de reproducción, cambios durante el desarrollo, costumbres sociales y diferentes hábitos para la obtención de alimento.
Los jabalíes son mamíferos muy sociales y, generalmente, constituyen grupos numerosos de hembras con sus crías. Estos grupos son más numerosos si habitan en zonas con alta disponibilidad de alimentos. También muestran un alto grado de territorialidad y agresividad con otros grupos de jabalíes, incluso con otros mamíferos y el hombre si se sienten amenazados.
Estos animales tienen la capacidad de adaptarse y usar una gran variedad de ambientes. Asimismo, prefieren lugares con suficiente vegetación, en la cual puedan esconderse o disimular su presencia. La disponibilidad de agua es clave para la supervivencia de la especie y el mantenimiento de poblaciones estables y saludables.
Costumbres del jabalí a lo largo del día
Los jabalís son animales que pueden verse activos durante la mayor parte del día. A pesar de esto, el pico de actividad de estos animales suele ser más alto durante la noche, periodo durante el cual suelen recorrer distancias considerables en la búsqueda de alimento y agua. La puesta del sol es el evento que provoca el inicio de los episodios de mayor actividad en estos animales.
Durante el día pasan la mayor parte del tiempo en madrigueras que excavan en el suelo, o pueden conseguir refugio entre las raíces de grandes árboles, incluso en madrigueras bajo grandes rocas. Algunos ejemplares pueden observarse explorando alrededor de la madriguera o tomando agua cerca de la misma.
Durante la noche pueden caminar en promedio poco más de 7 km y pueden establecer territorios que se extienden por más de 100 hectáreas, dependiendo del tamaño del grupo. En el caso de que una población de jabalíes viva en lugares donde cae nieve, la distancia del recorrido nocturno disminuye considerablemente durante el invierno.
Los grupos que establecen estos animales suelen estar constituidos por hembras maduras con sus crías de temporada. Estas asociaciones son grupos matrilineales que consisten en varias generaciones de hembras emparentadas. En la mayoría de los casos, en los grupos establecidos en una zona geográfica pequeña, las hembras muestran cierto grado de parentesco entre sí.
Por otro lado, los machos o verracos adultos son solitarios o conforman parejas de un macho adulto y un macho joven, en muchos casos denominado escudero. Los grupos de hembras pueden entrar en contacto y superponer sus territorios, sin embargo, los machos son más territoriales. Los grupos de hembras pueden fusionarse, separarse o intercambiar miembros a lo largo de los encuentros entre grupos.
En zonas con baja disponibilidad de recursos, la territorialidad es más vigorosa, ya que los grupos de hembras pueden defender los recursos limitados, como el alimento y el agua, de otros grupos competidores. Dentro de las costumbres del jabalí, la dispersión de grupos en varios subgrupos constituye una estrategia útil para la invasión de territorios no ocupados.
Costumbres del jabalí en la alimentación
Las costumbres del jabalí en cuanto a la alimentación se relacionan con sus hábitos omnívoros. Estos animales consumen una proporción mayor de alimentos de origen vegetal, por ejemplo tubérculos, frutos, bayas, tejido foliar, corteza, entre otros, en comparación con otros tipos de ítems alimenticios. Sin embargo, son capaces de alimentarse de una gran variedad de invertebrados y algunos vertebrados pequeños como reptiles y roedores.
Al igual que otros aspectos ecológicos de estos animales, las costumbres del jabalí varían según la región geográfica donde se encuentren y las características de su hábitat. Además, al ser un animal con dieta oportunista, se alimenta de los recursos que se encuentran con mayor disposición. De esta manera, algunas poblaciones se alimentan de arroz y caña de azúcar, mientras otras consumen más proporción de insectos y frutas bulbosas.
En las costumbres del jabalí existe una alternancia entre la alimentación y la vigilancia. Dicha alternancia cumple una cierta periodicidad y un patrón. Este patrón parece estar determinado por factores endógenos que moldean los procesos conductuales de estos animales. Por otro lado, el comportamiento del jabalí presenta un fuerte instinto de búsqueda de alimentos, que se mantiene incluso en sus parientes domesticados.
Comportamiento reproductivo del jabalí
En la reproducción, las costumbres del jabalí macho varían de acuerdo a sus niveles de testosterona, los cuales se ven afectados por algunos factores ambientales como la duración del fotoperiodo, la alimentación y la temporada. Estos animales suelen reproducirse en mayor medida entre noviembre y enero en la mayoría de sus áreas de distribución. Los machos son muy territoriales y se enfrentan por el derecho a reproducirse, chocando sus cabezas o embistiéndose con sus poderosos colmillos.
Aunque el comportamiento del jabalí suele ser solitario, durante la temporada reproductiva, los machos, pueden unirse a manadas con el fin de encontrar una hembra en celo. Una vez que un macho encuentra una hembra comienza a seguirla y olfatearla. Cuando la hembra deja acercar al macho, este apoya su barbilla en el dorso y posteriormente proceden al montaje. El periodo de gestación dura alrededor de 3 meses, en los cuales las hembras continúan en la manada.
Cuando se acerca el momento del alumbramiento, las costumbres del jabalí hembra suelen implicar que esta se aleje de la manada y busque un refugio sombreado para dar a luz. Cada hembra es capaz de parir entre 3 a 6 crías o jabatos, a quienes amamanta y cuida. Tras el destete, los jóvenes abandonan a sus madres, aunque las hembras suelen permanecer juntas, formando manadas matrilineales.
Inteligencia del jabalí
El jabalí es un animal que se adapta rápidamente a ciertas situaciones y puede adoptar estrategias para su supervivencia. Entre sus estrategias adaptativas se encuentra la evasión de los métodos de cacería utilizados por el hombre, lo cual refleja su inteligencia y rápido aprendizaje. Actividades del hombre como la cacería, pueden afectar el comportamiento del jabalí en gran medida, incluyendo el uso de espacio, la composición de la dieta y las interacciones ecológicas.
Dependiendo de la intensidad de caza, los jabalíes suelen huir rápidamente a ambientes donde la cobertura vegetal ofrece refugio y es más difícil localizarlos. En dichos lugares, estos animales son capaces de utilizar recursos poco empleados por los otros grupos que habitan las mismas áreas, tales como forrajes naturales pocos nutritivos. Esta es una de las costumbres del jabalí que le permiten evitar la competencia por el alimento con sus congéneres. Los jabalíes generalmente suelen tener un patrón de movimiento amplio, sin embargo, ante la presión de cacería pueden reducir sus actividades de movimiento para no llamar la atención.
El sonido de disparos provoca que el comportamiento del jabalí sea más cauteloso e, incluso, puede disminuir totalmente su actividad nocturna, período durante el cual son más activos. Este tipo de comportamiento del jabalí hace más difícil el control de sus poblaciones en aquellos sitios donde son considerados una plaga, pues debido a sus actividades han provoca daños ambientales irreversibles.
El conocimiento de las estrategias adoptadas por los jabalíes ante distintas presiones de caza, nos provee información válida para ejecutar planes de caza elaborados y aleatorios. De esta forma, estos mamíferos no se acostumbran a determinados métodos de caza, como la persecución con perros o la cacería a distancia.
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Referencias
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