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Entre la diversidad de especies, colores y formas que podemos encontrar entre las aves, el pingüino es una de las especies más llamativas, extrañas y de fácil aprecio. Por ser aves tan llamativas, se ha estudiado la biología, fisiología, ecología y el comportamiento de los pingüinos.
Características de los pingüinos
Estas aves no vuelan por los aires, sino que lo hacen debajo de la superficie de los mares; se tratan de animales marinos cuyos cuerpos están adaptados al buceo, siendo capaces de recorrer 170 kilómetros en el mar en un solo día y descender hasta 500 metros de profundidad, sin la necesidad de respirar por al menos unos 18 minutos. Pertenecen al Orden Sphenisciformes, específicamente a la Familia Spheniscidae; donde podemos distinguir seis géneros y a aproximadamente 18 especies; que se distribuyen exclusivamente por el hemisferio sur, siendo la única excepción el pingüino de las islas Galápagos (Spheniscus mendiculus) que se encuentra en el trópico.
Los pingüinos cuentan con adaptaciones anatómicas y fisiológicas para no solo poder bucear sino también sobrevivir a las frías aguas del hemisferio sur. Entre sus principales características a destacar se encuentran sus alas cuyas modificaciones las hace más similares a aletas, en ellas podemos observar huesos gruesos y fuertes, así como articulaciones rígidas con poco movimiento; sus extremidades posteriores actúan como timones con patas palmeadas. Cuentan con un cuerpo fusiforme e hidrodinámico, que les permite alcanzar rápidas velocidades al nadar.
A diferencia del resto de las aves que presentan huesos ligeros, en pingüinos los huesos son muchos más denso y macizos, lo que les resta flotabilidad y les confiere mayor peso. Una de características más llamativas de estas aves es su patrón de coloración, la mayoría consta de un plumaje de color oscuro en el dorso mientras que el frente es de color blanco, siendo esta una adaptación contra los depredadores, ya que les permite mimetizarse con el agua. Presentan plumas cortas, con un raquis ancho (eje central de la pluma) y filamentos que permiten unir las plumas vecinas; junto a la acumulación de grasa, el plumaje es una de las principales estrategias para mantener el calor corporal.
Son carnívoros cuyas dietas incluyen peces, plancton, pequeños crustáceos y calamares, cuando cazan lo hacen en solitario a pesar de que son animales gregarios. Se trata de aves muy independientes, capaces de construir sus propias madrigueras y conseguir su alimento; de un temperamento tranquilo y sociable. A continuación, vamos a profundizar un poco más en el comportamiento de los pingüinos.
En alguna ocasión, habremos observado la foto de una pareja de pingüino y su polluelo bajo la nieve o de numerosas agrupaciones de pingüinos en medio de un paisaje blanquecino y congelado; estas imágenes nos deberían haber dado una pista del comportamiento de los pingüinos de tipo gregario. Son animales sociales, que viven en colonias numerosas que pueden llegar a estar conformadas por miles de individuos. Los grupos de pingüino suelen ser multigeneracionales, debido a que se trata de aves prolíficas; por ello, es común encontrar adultos geriátricos, adultos y parejas reproductoras e individuos juveniles, con proporciones similares de hembras y macho. Las colonias no tienen líderes, pero los más jóvenes suelen mostrar respeto por aquellos individuos de mayor edad.
El comportamiento de los pingüinos dentro de las colonias puede variar según la época del año, volviéndose más activo y bullicioso durante las temporadas de apareamiento. Es durante este tiempo que no solo se aprecian los ritos de cortejo y las conformaciones de parejas, sino también se puede presenciar comportamientos agonistas derivados de la territorialidad y la competencia por los recursos. En el resto del año, suelen ser mucho más tranquilos con periodos de inmersión en busca de alimento, migraciones en algunas especies y acicalamiento sociales, siendo este último considerado un comportamiento que fortalece los vínculos entre estas aves.
Comportamiento de los pingüinos: Aprendizaje e Impronta
Los pingüinos, al igual que se ha documentado en muchas aves, experimentan un proceso de impronta cuando aún son unos polluelos. Este proceso es de relevancia para el normal comportamiento de los pingüinos, ya que, durante este periodo de impronta, los polluelos aprenden a socializar con sus congéneres e imitan y aprenden patrones de comportamiento de sus padres, de vital importancia para su adultez. En cautiverio, se ha observado cómo la impronta puede ocurrir entre los polluelos y sus cuidadores humanos, en estos casos, es necesario volver a reintroducir a las crías a las colonias de pingüinos, ya que pueden desarrollar comportamientos inapropiados, incluyendo agresión hacia otros pingüinos como hacia los seres humanos.
Durante años, los cuidadores de zoológicos han podido enseñar a los pingüinos mediante condicionamiento clásico. Se les enseña asociar un estímulo condicionado y un estímulo, donde el estímulo condicionado genera una respuesta; también el condicionamiento operante, donde se les enseña por medio de estímulos positivos y estímulos negativos. Estas técnicas de condicionamiento facilitan el manejo y el cuidado de estas aves en cautiverio, estableciendo rutinas y reforzando conductas positivas. Este tipo de entrenamiento ha permitido a los investigadores estudiar el comportamiento de los pingüinos, su cognición y capacidad de aprendizaje y su habilidad para superar problemas.
Comportamiento de los pingüinos: Comunicación
En artículos anteriores hemos hablado de la comunicación como base del comportamiento social, ya que permite compartir información entre miembros de una especie e incluso entre distintas especies. Siendo animales gregarios, no es de extrañar que los mismos cuenten con estrategias de comunicación que les permiten informar sobre la presencia de alguna amenaza, si se encuentran disponibles o no para la reproducción, como marcaje territorial o simplemente para informar sobre su estado de ánimo. Las principales vías de comunicación que presentan estas aves son: la auditiva, por medio de vocalizaciones, y la visual, a través de expresiones corporales.
Vocalizaciones
Se ha identificado distintos tipos de vocalizaciones en pingüinos, las cuales ocurren a distintas frecuencias y pueden ser distintas según los individuos que las lleven a cabo. Pueden memorizar y aprender las vocalizaciones tanto de sus parejas como la de sus crías, lo que les permite localizarlos en colonias compuestas de miles de individuos. Durante la temporada de apareamiento, los machos vocalizan de forma más llamativa y elevada, ya sea por llamados de cortejo o disputas por sitios de anidación.
Expresiones corporales
Además de las vocalizaciones, los pingüinos utilizan su cuerpo para transmitir información. Algunas posturas caporales acompañan las vocalizaciones durante los enfrentamientos entre machos, también pueden adoptar poses de amenaza o defensa ante intrusos o depredadores, o empujar sutilmente a sus crías para que regresen al nido o se movilicen en una dirección.
Comportamiento de los pingüinos asociados a la reproducción
Seguidamente dedicamos unas notas sobre el comportamiento de los pingüinos asociados a la reproducción.
Monogamia en el comportamiento de los pingüinos
Es de conocimiento popular que los pingüinos suelen formar parejas monógamas por temporadas de apareamiento e incluso, en el caso de los pingüinos rey (Aptenodytes patagonicus) y emperador (Aptenodytes forsteri) las parejas pueden continuar por más de una temporada; aunque tanto en pingüinos Adelina (Pygoscelis adeliae) como en pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) se ha reportado parejas monógamas que permanecen por más de una temporada, manteniéndose por varios años.
El comportamiento monógamo del pingüino se ve favorecido en aquellos grupos estables y por el éxito reproductivo, es decir, si el empollado es exitoso es más probable que estas aves vuelvan a juntarse con la misma pareja. Al ser separados de sus parejas, ya sea por la intervención humana en cautiverio o por muerte de la misma en la naturaleza, se nota que el comportamiento de los pingüinos cambia, exhibiendo signos de estrés o letargo.
El emparejamiento con el mismo sexo ha sido observado y documentado en distintas especies de pingüinos como en Magallanes, papúa, rey, de penacho amarillo, de penacho anaranjado, pequeño azul y africanos. Se considera que este tipo de parejas surgen como un comportamiento altruista por selección de la prole, en donde, las parejas del mismo sexo adoptan a polluelos que han perdido a sus progenitores, criándolos exitosamente. También se considera que es una respuesta adaptativa ante el crecimiento poblacional. Cabe destacar, que estas parejas pueden separarse y agruparse con miembros del sexo opuesto, reproduciéndose exitosamente.
Conducta reproductiva
La madurez sexual en pingüinos puede variar según la especie en estudio, desde los 2 a 3 años en el pingüino pequeño azul (Eudyptula minor) hasta entre los 5 – 7 años en el pingüino rey; pero al alcanzarla, los machos comienzan a cortejar a las hembras.
Cada año, el comportamiento de los pingüinos cambia cuando se acerca la temporada de reproducción, durante ese tiempo es posible verlos en grupos numerosos en tierra y aumenta la actividad, también aparecen conductas agresivas relacionadas con la búsqueda de parejas y territorialidad. Sin embargo, el comportamiento reproductivo de estas aves varía según cada especie, aunque en todas inicia cuando se desplazan hasta los sitios de anidación o conforman colonias reproductivas. El cortejo en pingüinos comienza normalmente con las vocalizaciones de los machos, dependiendo de la especie estos pueden tratar de atraer a la hembra construyendo nidos, compitiendo con otros machos o con sus cantos. Cada especie cuenta con un patrón propio de comportamientos reproductivos.
En el caso del pingüino emperador (A. forsteri), es la única especie de estas aves que se reproduce en los casquetes polares de la Antártica; cada año, el macho migra a los sitios de reproducción en otoño donde corteja, eligen su pareja (que suele ser permanente) y se reproducen, las hembras ponen un solo huevo que el macho coloca sobre sus patas donde anidan, cubriendo el huevo con su abdomen y resistiendo temperaturas de -40° a -60°C. Cuando nace el polluelo, las hembras son las encargadas de alimentarlo, en caso de faltar la hembra el macho tendrá que abandonar a su cría.
Como los pingüinos emperador, los de adelia (P. adeliade) migran a los sitios de reproducción en octubre (mismos sitios donde nacieron), mostrando una conducta conocida como filopatría natal; no obstante, a diferencia del emperador, construyen sus nidos en zonas rocosas, ya sea en islas o penínsulas, sin hielo y con acceso al mar. Las hembras generalmente ponen dos huevos que son cuidados por ambos progenitores hasta que eclosionan.
Los pingüinos Humboldt (S. humboldti) se desplazan hasta las islas de anidación durante la primavera, donde esperan a sus parejas e incluso ocupan los sitios que usaron anteriormente para anidar, demostrando comportamientos territoriales. La hembra es quien se encarga de incubar mientras el macho protege el sitio de anidación, pero ambos progenitores se encargan de alimentar a los polluelos mientras estos se desarrollan.
Comportamiento agonista
Para concluir con este tema sobre el comportamiento de los pingüinos, se hace necesario hablar de su comportamiento agonista.
En efecto, durante la temporada de reproducción es posible observar conductas territoriales y agresivas en los pingüinos, esta se debe a la competencia intraespecífica por sitios de anidación. Algunos, en especial los jóvenes, intentan reclamar los mejores lugares para los nidos, normalmente ocupado por pingüinos mayores. Durante estos encuentros vocalizan e incluso pueden llegar a dar picotazos en exhibiciones amenazantes, algunos individuos llegan a la agresión física, llegando a producirse lesiones.
Bibliografía
- García Borboroglu, P. & Dee Boersma, P. 2015.
- Gill. 2007.
- Grupo Asesor Taxón de Pingüinos de la AZA. 2014.
- Rubio Godoy, M. 2006