Simbiosis, qué es, tipos y ejemplos característicos

Paradais Sphynx/CC BY 2.0

La simbiosis es definida como la interacción biológica entre organismos de distintas especies, las cuales obtienen como resultado de dicha relación algún beneficio a lo largo de sus vidas. Aunque el término resulte ampliamente debatido por las implicaciones biológicas que conlleva, en muchos casos se ha utilizado para aplicarlo a interacciones estrechas entre varias especies. En muchos casos, la relación beneficiosa entre dos organismos es tan importante que ambas especies terminan evolucionando para hacer más estrechos los lazos entre sí, un proceso que conocemos como coevolución.

Por lo general, la simbiosis involucra a una especie que vive dentro o sobre otra especie. Los miembros de una relación simbiótica, denominados simbiontes, pueden verse beneficiados mutuamente, no verse afectados por la relación o verse perjudicados. Prácticamente, la simbiosis ocurre en todos los dominios y reinos de la vida.

Asimismo, puede ocurrir:

De manera externa: en cuyo caso se denomina ectosimbiosis.

De manera interna: también conocida como endosimbiosis.

Además, las relaciones simbióticas pueden ser

Obligatorias: si las especies involucradas dependen de esta relación para sobrevivir.

Facultativa: si la relación ocurre durante una fase de vida de las especies interactuantes.

Tipos de simbiosis y ejemplos

Dependiendo de los resultados de la interacción simbiótica entre las especies, la simbiosis puede adoptar tres formas: el mutualismo, el parasitismo o el comensalismo.

Mutualismo

En el mutualismo, las especies que interactúan se ven beneficiadas en igual medida. En este tipo de simbiosis la relación es obligada. Esto implica que la asociación es necesaria para la supervivencia de ambas especies. El mutualismo también puede ser facultativo, en este caso, las especies pueden sobrevivir por separado, solo bajo ciertas condiciones.

Bacterias fijadoras de nitrógeno

Uno de los ejemplos mas claros y mejor estudiados en la naturaleza, es la asociación entre las bacterias fijadoras de nitrógeno, agrupadas en el género Rhizobium, y muchas plantas leguminosas como los guisantes y diversos frijoles. En esta interacción, las bacterias fijadoras de nitrógeno viven en nódulos especializados en las raíces de las leguminosas.

En dichos nódulos, las bacterias suministran a la planta la mayoría del nitrógeno que necesitan para sintetizar compuestos nitrogenados, entre los que destacan ácidos nucleicos, proteínas y la clorofila. Por su parte, las leguminosas proveen nutrientes como azúcares y otras moléculas orgánicas con alto contenido energéticos, necesarias para el mantenimiento de las bacterias.

Zooxantelas

De igual manera, existen interacciones mutualistas entre los dinoflagelados y animales, por ejemplo la evidenciada en los corales. Estas algas pueden vivir dentro de las células del pólipo del antozoo, en una vacuola que forma el coral alrededor de las células dinoflageladas. Dentro del pólipo, las algas pueden realizar el proceso de fotosíntesis, proporcionando al coral compuestos de carbono y nitrógeno, así como oxígeno para la respiración.

De esta forma, las zooxantelas proveen los materiales para el crecimiento más eficiente del coral. En retribución, los corales suministran a las algas con productos de desecho nutritivos como el amoniaco que las algas utilizarán para sobrevivir y producir compuestos útiles para los corales.

Micorrizas

Las micorrizas también son un tipo de relación simbiótica mutualista que ocurre entre las raíces de las plantas y hongos especializados. Es una de las asociaciones más extendidas, pues se cree que hasta el 80% de las especies de plantas establecen este tipo de asociación con los hongos, creando una estrecha matriz muy compleja en el suelo. El hongo micorrícico que crece dentro y fuera de la raíz absorbe micronutrientes esenciales para la planta.

De manera similar a lo ocurrido con las bacterias fijadoras de nitrógeno, la planta suministra al hongo de compuestos ricos en energía sintetizados durante la fotosíntesis. Las relaciones a través de micorrizas permiten un mejor crecimiento de las plantas y, además, le permite a esta últimas soportar condiciones ambientales adversas como la sequía. En muchos casos, esta relación entre hongos y plantas son obligadas, pues la planta no puede sobrevivir si las micorrizas no están presentes.

Comensalismo

Otro tipo de relación simbiótica es el comensalismo. En este caso, una de las especies involucradas se beneficia, mientras que la otra no recibe ni daños ni beneficios. Este tipo de interacción esta ampliamente extendida y es común en el grupo de los artrópodos. Muchos invertebrados aprovechan los recursos de insectos sociales como las hormigas, sin que estas últimas se vean afectadas. En estos casos, algunos comensales como miriápodos, ácaros, escarabajos, entre otros, reciben alimento y la protección de la colonia de hormigas.

En el reino de las plantas, las formas de vida epífitas como las orquídeas y bromelias utilizan como sustrato de fijación la corteza de los árboles. Estos no se ven afectados, pues las epífitas no extraen sus nutrientes. Sin embargo, esta relación puede volverse dañina si la cantidad de plantas epifitas en un árbol es muy alta, ya que pueden afectar los procesos fotosintéticos del anfitrión y la relación ya no sería del tipo comensalista. En los ecosistemas marinos también es posible observar este tipo de relación entre las rémoras y grandes peces depredadores como los tiburones.

Parasitismo

Otras relaciones simbióticas afectan a una de las especies interactuantes y, en ocasiones, esta interacción puede ser letal. En este tipo de simbiosis (parasitismo) una especie se beneficia de la otra, siendo denominadas parásito y hospedador, respectivamente. El parásito se nutre del huésped, quitándole los recursos que adquiere y debilitándolo.

A menudo, esta relación no es letal, pero puede provocar que las especie huésped sea más susceptible al ataque de los depredadores. Asimismo, disminuye la capacidad competitiva y les hace más vulnerables a sucumbir ante agentes ambientales. Los parásitos que provocan la muerte directa del hospedador son denominados parasitoides.

Los parásitos pueden ser externos, es el caso de las garrapatas, o pueden ser internos, por ejemplo los gusanos planos y nemátodos. Este tipo de simbiosis está ampliamente extendido en todas las formas de vida del planeta, desde bacterias y protozoarios, hasta invertebrados como los artrópodos e incluso dentro de los vertebrados.

Importancia de la simbiosis

Mediante la simbiosis, muchas especies han logrado su permanencia en el planeta tierra, debido a la cooperación entre las mismas. En muchos casos, el beneficio mutuo obtenido a través de la simbiosis del tipo mutualista ha permitido la fijación de características que permanecen a lo largo del tiempo, pues estas poseen un gran valor adaptativo.

De esta manera, a través de la simbiosis o interacción entre especies fue como surgieron formas de vida más complejas a través del proceso de simbiogénesis. Tal es el caso del paso de las células procariotas a las células eucariotas, uno de los eventos más relevantes de la evolución de la vida en la tierra. Esto se debe a que a partir de las células eucariotas se originaron todas las formas de vida que conocemos. Dicho evento no hubiese sido posible sin el proceso de simbiosis, una importante fuerza que impulsa el cambio de las formas de vida.

Referencias

  1. Carrillo, R., Godoy, R., & Peredo, H. (1992).
  2. Curtis, H., & Schnek, A. (2008).
  3. Hickman, C. P., Larson, A., & Roberts, L. S. (2002).
  4. Margulis, L. (1998).
  5. Solomons, E. P; Berg, L. R & Martin, D. W. 2008.