Cómo se comporta la jirafa, qué hace durante el día

LVictor (sp.depositphotos.com)

La mayoría de las personas podrían reconocer a una jirafa al verla, este mamífero (Clase Mammalia) se ha convertido en un animal icónico por su morfología tan característica, con un cuerpo delgado y estilizado, largas patas y un cuello igualmente largo. Son consideradas los animales más altos del mundo en la actualidad, llegando a medir más de cinco metros de altura; incluso, algunos machos pueden llegar a alcanzar los seis metros de altura. A pesar de su popular forma, los estudios sobre su ecología y comportamiento son pocos, es por ello que muchos nos preguntamos: ¿cómo se comporta la jirafa?, tanto en la naturaleza como en cautiverio.

En la actualidad se reconocen cuatro especies de jirafas, todas pertenecientes al género Giraffa, clasificadas dentro de la Familia Giraffidae en el Orden Artiodactyla, suborden Ruminantia. Estas especies son G. camelopardalis, G. reticulata, G. giraffa y G., tippelskirchi, a su vez, se pueden identificar varias subespecies que se distinguen entre sí principalmente por los diferentes patrones de coloración que se pueden apreciar en su pelaje. Las jirafas se distribuyen a lo largo del continente africano, se les encuentra en poblaciones que van desde los miles de individuos a unas pocas decenas.

Son animales tranquilos, muy poco territoriales y capaces de vivir en grupos sin mostrar muchos conflictos. En este artículo iremos profundizando un poco más en la información que se tiene sobre los patrones conductuales de estos animales, para así buscar la manera de responder a ¿cómo se comporta la jirafa?

​Cómo se comporta la jirafa durante día

Las jirafas son animales diurnos; es por ello, que la mayoría de las acciones documentadas para estos mamíferos ocurren durante el día. Presentan dos picos de actividad, uno durante la mañana y otro crepuscular, que coinciden con las horas que dedican a la alimentación. De igual forma, estos mamíferos presentan dos picos de reposo y descanso, el primero transcurre desde las 20.00 hasta las 07.00 horas y el segundo entre las 12.00 y las 16.00. Durante el reposo, las jirafas permanecen de pie e inmóviles, siendo conscientes de su entorno y los estímulos a su alrededor. En estas horas de reposo, las jirafas pueden llegar a tomar pequeñas siestas que no superan las dos horas seguidas; estos mamíferos suelen dormir entre cuatro a cinco horas diarias, por lo general, durante la noche.

En la naturaleza se han registrado aproximadamente 65 comportamientos diferentes para las jirafas, los cuales se clasifican en 30 actividades que abarcan: autocuidado, alimentación, exploración, vigilancia, reposo y desplazamiento, y al menos 35 interacciones sociales que definen su comportamiento social.

Tanto en su hábitat como en cautiverio, las jirafas invierten la mayor parte del día en alimentarse y actividades relacionadas a la alimentación, dedicando entre 16 a 20 horas para la selección del follaje, ramoneo, pastoreo, masticación y rumia. Otras conductas como el desplazamiento, exploración y observación están relacionadas con el comportamiento de las jirafas durante la alimentación, así como la ingesta de agua y comportamientos atípicos como el lamer el suelo y huesos. Debido a su altura, las jirafas suelen divisar a los depredadores a distancia, siendo la vigilancia otro de los comportamientos registrados para estos animales.

Cabe destacar, que los hábitos de las jirafas en cautiverio no difieren mucho de aquellos ejemplares en libertad, dado que el tiempo que dedican a desplazarse lo invierten en la ingesta de alimento. También es más común observarlas relacionándose con otras jirafas, formando pequeños subgrupos, especialmente entre las hembras. En algunos casos, cuando el espacio donde están recluidas no cumplen con todas sus necesidades, las jirafas pueden llegar a mostrar comportamientos estereotipados.

Las interacciones con otras jirafas y otros animales, no son extraños de observar cuando se estudia el comportamiento de las jirafas. Este tipo de relaciones se clasifican dentro del comportamiento social de esta especie y del cual hablaremos a continuación.

​¿Cómo se comporta la jirafa socialmente?

Las jirafas son consideradas animales gregarios, capaces de formar grupos de seis hasta cincuenta individuos que se denominan rebaños. Las relaciones entre estos mamíferos son descritas como aleatorias, temporales y dinámicas, esto se debe a que sus lazos sociales suelen ser laxos y dinámicos, ocurriendo mayormente entre ejemplares jóvenes, así como entre crías y sus madres. Este tipo de comportamiento permite calificar los rebaños de jirafas como sociedades de fisión-fusión.

¿Cómo se comporta la jirafa en sociedades de fisión-fusión? En este tipo de sociedades se forman grupos temporales que pueden disolverse sin razones aparentes. Se cree que las relaciones parentales, reproductivas y de alimentación motivan la formación de grupos de jirafas; en el momento en que estas asociaciones no son requeridas, los grupos pueden dividirse en subgrupos más pequeños o individuos solitarios que pueden migrar. De igual forma, también se observan la formación de subgrupos que interactúan de manera específica y que pueden separarse y volver a reunirse.

El estudio del comportamiento de las jirafas en la naturaleza ha permitido apreciar la formación de subgrupos dentro de los rebaños; las hembras suelen establecer redes sociales, especialmente con sus crías con las que conforman vínculos temporales; se han documentado relaciones de largo plazo entre madres e hijas, incluso entre hembras adultas emparentadas, también entre grupos de juveniles. Por el contrario, los machos son generalmente solitarios e independientes, cuyas interacciones no son afiliativas.

A pesar de que las relaciones entre madres e hijas implican una diferencia de edad, no se aprecia alguna clase de jerarquía o dominancia entre ejemplares. Se cree que estas asociaciones entre hembras adultas, aumentan la probabilidad de supervivencia de las hembras jóvenes; las relaciones entre madres e hijas pueden facilitar la formación de grupos de crianzas basados en el parentesco, donde las hembras mayores aportan experiencia, cuidados y defensa de los juveniles.

No son animales territoriales, aunque se ha observado que algunas subespecies pueden ser más celosas que otras con su territorio, pero por lo general comparten su espacio y recursos con otros ejemplares sin conflicto alguno. Las jirafas no solo son poco territoriales con individuos de su misma especie, sino también con otros herbívoros como las cebras (Equus burchellii), impalas (Aepyceros camelus) y avestruces (Struthio camelus).

Y en cautiverio: ¿cómo se comporta la jirafa socialmente? Dado que son animales populares en zoológicos, se ha documentado su comportamiento en distintas instituciones y parques, y se ha encontrado que los patrones de comportamiento social son similares a los demostrados en la naturaleza, a pesar de las variaciones en el número de individuos que suelen conformar los rebaños en cautiverio, el clima o el tamaño del hábitat. En zoológicos, las relaciones entre hembras madres/hijas parecen ser más confiables y consistentes, los ejemplares se aprecian mucho más próximos y con un mayor número de interacciones afiliativas; esto probablemente es el resultado de la falta de dinamismo en los rebaños dentro de los zoológicos. Sin embargo, la uniformidad de sus preferencias sociales permite concluir que el ambiente no afecta su comportamiento social.

​Comportamiento de las jirafas durante la reproducción

Pensar en la reproducción de animales tan altos como las jirafas nos generan distintas incógnitas, desde cómo es su anatomía reproductiva hasta cómo es el proceso fisiológico; pero en este artículo, lo que nos causa una mayor curiosidad es saber ¿cómo se comporta la jirafa durante la reproducción?

Lo primero que debemos saber, es que estos animales son polígamos, es decir, tanto hembras como machos pueden reproducirse con distintas parejas. También, es necesario señalar que las jirafas hembras son poliéstricas, por lo cual pueden reproducirse en cualquier época del año.

Desde un punto de vista etológico, el comportamiento de las jirafas durante la reproducción se puede clasificar en cuatro fases: aproximación, demostración, persecución y cópula. Cuando las hembras se encuentran en celo se dispersan y los machos deben acercarse a ellas para estimularlas a orinar. Para ello, los machos lamen, frotan y mordisquean su cadera, olfateando su vulva, hasta que las hembras orinen. Cuando esto pasa, los machos lamen la orina en el suelo (respuesta flehmen) y comprueban si las hembras se encuentran en celo. Esta etapa se denomina aproximación.

En la segunda fase, la demostración, el macho corteja a la hembra; para ello, se incorpora y levanta el cuello con la intención de impresionarla, mantiene alejados a otros machos que puedan actuar como competencia, apoya su cabeza sobre su cuerpo, empujarla levemente o lame su cola. Si la hembra lo ignora comienza una tercera fase llamada persecución, donde el macho comienza a perseguir a la hembra, empujándola suavemente hasta que ella responda de forma positiva. Si la hembra lo acepta, continua la fase de cópula.

Durante la cópula, el macho inclina su cabeza hacia ella y toca las patas traseras de la hembra con sus patas delanteras, moviéndose más cerca. A continuación, el macho monta a la hembra, levantándose de golpe mientras da un empuje eyaculatorio que impulsa a la hembra hacia adelante, momento en el que la cópula termina.

La gestación de la hembra dura aproximadamente entre 14 a 16 meses, dando a luz a una cría (por lo general). Cuando nacen, las madres ayudan a sus crías a ponerse de pie y lamen los restos de la placenta, siendo este un periodo sensible donde se desarrollan los primeros lazos entre madre e hijo. Las madres son las encargadas del cuidado parental; normalmente, se les observa compartir con sus crías, ocasionalmente las hembras forman grupos donde una madre puede dejar a su cría en caso de ir a alimentarse o beber agua. No obstante, al momento de defender a las crías de los depredadores, cada madre velará por su propia cría.

​¿Qué es el necking? ¿Y cómo se comporta la jirafa durante el necking?

El necking, cuya traducción sería besuqueo o caricias, es un comportamiento documentado entre machos de jirafas, en donde dos ejemplares “combaten” usando sus cuellos. Los encuentros pueden ser de baja o alta intensidad, desde leves frotes y empujones con su cuello, hasta golpes de gran impacto; para ello, balancean sus cabezas y arquean sus cuellos para generar el choque contra su contrincante. Cabe destacar, que estos encuentros no suelen causar lesiones de preocupación, aunque esto no signifique que no puedan producirse.

Este tipo de comportamiento está asociado con el éxito reproductivo de los ejemplares machos, ya que permite establecer una jerarquía de dominancia, donde los machos ganadores podrán aparearse con las hembras. También, se ha documentado cómo después de cada encuentro los machos comparten caricias, se cortejan e incluso se montan.

​Comportamiento de las jirafas al alimentarse

Ya hemos mencionado que las jirafas dedican la mayor parte de su día a alimentarse, siendo los picos de alimentación durante las primeras horas de la mañana y a finales de la tarde comienzos de la noche. Al ser animales tan grandes tienen una alta demanda nutricional que cubrir; es por ello, que consumen grandes cantidades de alimento, aproximadamente unos 30 kilos diarios de comida diaria. Al ser los machos muchos más grandes que las hembras, se les observa invirtiendo una mayor cantidad de tiempo en esta actividad.

Son herbívoras, siendo las hojas y ramas de los arboles sus alimentos predilectos; en la época seca se les observa alimentándose de plantas pertenecientes a las especies: Bombax costatum, Detarium microcarpun, Ipomea involucrata, Sebasnia leptocarpa, Hibiscus asper, así como otras especies vegetales que florecen en este periodo. Mientras que durante la época de lluvia prefieren comer plantas del género Acacia, Commiphora, Terminalia y Combretum.

Presentan una dieta muy variada, pero: ¿cómo se comporta la jirafa cuando se alimenta? Una de las características más curiosas que tienen estos animales al momento de comer es que prefieren ingerir aquellas plantas que se encuentren en sus periodos de mayor productividad, es decir, aquellas que cuenten con hojas verdes, flores, brotes o frutos. En primavera o en la época de lluvia, se les observa distribuidas en su territorio alimentándose de diferentes árboles y arbustos, pero en la época seca se les aprecia concentradas en las pocas fuentes de alimento que pueden encontrar; esto puede producir el sobre pastoreo de algunas especies vegetales y retrasar el crecimiento de nuevos brotes.

La dinámica alimenticia de las jirafas comienza con la exploración del terreno y localización de las fuentes de alimento; gracias a sus largos cuellos, estos mamíferos pueden alimentarse del follaje de árboles, a los cuales prefieren; aunque también son capaces de comer las hojas y ramas de arbusto e incluso el pasto alto. Una vez ubicada la fuente de alimento, la jirafa se desplaza hacia ella y selecciona su bocado, en esta etapa se pueden observar dos tipos de comportamiento: el ramoneo y el pacer. Al ramonear, las jirafas eligen los brotes de ramas o las hojas de los árboles más tiernas; mientras que al pacer se alimentan del pasto alto. Tras elegir su alimento, se les observa masticando y luego llevando a cabo el proceso de rumia. Se les ha documentado lamiendo el suelo e incluso, a pesar de que son herbívoras, masticando huesos. Este comportamiento de las jirafas está asociado con la búsqueda de sales y minerales para complementar sus dietas.

Las jirafas no necesitan estar bebiendo agua a cada momento, debido a que la mayor parte de este vital líquido lo extraen de la vegetación que consumen. Es por ello, que podemos ver cómo pueden pasar uno o dos días sin la necesidad de tomar agua. No obstante, si cuentan con una fuente de agua cercana, se les puede apreciar bebiendo en intervalos periódicos de tiempo, especialmente durante la noche. Un hecho curioso de las jirafas es que ellas no pueden agacharse para tomar agua, debido a que dicha posición las dejaría vulnerable ante los depredadores; así que abren sus piernas y con ayuda de sus largos cuellos bajan la cabeza hasta alcanzar la fuente del agua.

​Comportamiento estereotipado

En ocasiones, la privación de un hábitat adecuado, ya sea por falta de espacio, ambientación inadecuada, temperatura y humedad no óptimas, sobreexposición o falta de luz o ruido, así como falta de actividad física o motivaciones, puede causar que los animales en cautiverio, en este caso las jirafas, desarrollen ciertos comportamientos anormales que pueden derivar en lesiones o afectar su salud o estado de ánimo. Estas conductas anormales pueden clasificarse como comportamientos estereotipados, comportamientos redirigidos o actividades en vacío, según su naturaleza.

El comportamiento estereotipado se caracteriza por conductas repetitivas sin función alguna que llevan a cabo los animales, mientras que los comportamientos redirigidos nos indican modificaciones conductuales que intentan suplir comportamientos naturales.

Se preguntarán cómo se comporta la jirafa durante una estereotipia o cómo se manifiesta; a continuación, describimos algunas de estas conductas documentadas en estos animales:

Juego con la lengua (Tongue playing): Indica el movimiento de torsión de la lengua, sin relación con ninguna actividad alimenticia ni de acicalamiento. Este movimiento puede presentarse por varios minutos o de forma repetitiva durante el día.

Masticar el vacío (Vacum chewing): Se caracteriza por el movimiento continuo de la boca, como si estuviera realizando el proceso de masticación sin llegar a la ingesta, y el mismo no se asocia con ningún comportamiento de alimentación.

Mordiendo el pelaje(Mane biting): Hace referencia a la acción de masticar el pelaje, sin presentarse alguna función de acicalamiento, y que puede terminar causando lesiones en la piel o alopecia en algunas zonas puntuales.

Paseo (pacing): Este tipo de estereotipia es común en mamíferos de gran tamaño, especialmente en depredadores como los felinos, e indica el desplazamiento del animal en un tramo corto de su recinto, sin razón aparente. Este desplazamiento puede ser aleatoria o contar con una trayectoria, que normalmente es repetida una y otra vez por el animal.

Lamer objetos no comestibles: Es una de las estereotipias más comunes, donde la jirafa lame de forma repetida y persistente objetos que no aportan ningún valor nutricional, como los barrotes de una jaula, muro o piedras.

Cuando los comportamientos estereotipados son diagnosticados por un médico veterinario, es necesario mejorar el entorno del animal. Las jirafas necesitan un ambiente espacioso, con árboles donde alimentarse o formas de distribuir su alimentación que se asemeje a la naturaleza, los rebaños en cautiverio no pueden ser muy numerosos porque causarían una sobrepoblación de ejemplares, pero tampoco se aconseja criar animales en solitario. Un ambiente sano disminuye o evita la presencia de comportamientos estereotipados.

Resumen

Para concluir, facilitamos un breve resumen sobre cómo se comporta la jirafa:

Paradais Sphynx/CC BY 2.0

​Bibliografía

  • Bashaw, M.et al. (2007).
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  • Ciofolo, I. & Le Pendu, Y. (2002).
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  • Seeber, P. et al. (2012).